¡Por un “lío de faldas” cometió el crimen!
En el contexto de un episodio gatillado por supuestos celos, Alex Otárola Nievas, de 37 años de edad, conocido como “Alito”, mató con tres puñaladas a Dagoberto Antonio Díaz Aguilar, de 42 años de edad, padre de cuatro hijos.
La detención se amplió el lunes por 48 horas y ayer la fiscal Johanna Irribarra Alarcón formalizó cargos en contra del único detenido por este hecho de sangre, resuelto rápidamente por la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones de Punta Arenas.
En la audiencia se ventilaron detalles del crimen ocurrido el domingo de madrugada, donde la víctima murió producto de una “anemia aguda secundaria a herida cortopunzante, muslo derecho”, según el informe preliminar de autopsia.
Fue en terrenos que ocupa una empresa dedicada a transformar contenedores, ubicada al final de calle Teniente Serrano, que colinda con una pampa, donde se desató el crimen.
Al interior existe una habitación, tipo caseta, que utilizan los trabajadores para comer y descansar en sus momentos libres.
El problema, denunciado muchas veces por la empresa, es que por las noches ingresan personas ajenas a dichas instalaciones. Donde hay dos sillones pequeños y uno un poco más grande en la parte posterior. Y bajo un televisor un calefactor eléctrico.
El domingo, a eso de las 10,30 horas, llegaron dos trabajadores y al ingresar a la habitación se encontraron con un hombre sentado en uno de los sillones, rodeado de mucha sangre. De inmediato se comunicaron con Carabineros. Los efectivos constataron que el hombre estaba sin vida y se comunicaron con la fiscal de turno.
Según la PDI el hombre había fallecido alrededor de las seis de la mañana.
Homicidio
Las tres cámaras de seguridad de la empresa entregaron imágenes decidoras para la investigación. Alrededor de las cuatro de la mañana ingresaron cinco personas a dicha caseta. Cuatro hombres y una mujer. Había uno que sabía donde guardaban la llave para abrir la puerta del pequeño habitáculo.
Dos horas después cuatro personas se van, pero la víctima queda sola. La puerta queda abierta y una de las cámaras graba el momento en que el hombre que dejaron ahí se levanta de uno de los sillones, camina hacia el exterior, cae de espaldas. Se para y vuelve a ingresar a sentarse en uno de los sillones. Ahí quedó, hasta que horas después fue encontrado por los trabajadores, pero ya llevaba varias horas fallecido.
La víctima fue identificada por un celular que tenía en el bolsillo, y además por las huellas dactilares.
A las seis de la tarde ya sabían que se trataba de Dagoberto Díaz.
Cuando la PDI acude al domicilio de la madre, en población Aves Australes, se encuentran con el hermano del occiso, Javier, quien declaró que a las dos y media de la mañana (domingo) llegaron cuatro personas a su casa, tres hombres y una mujer.
Uno era Alex Otárola, “quien mantenía un problema de faldas con Javier”, según dio cuenta la fiscal. Este último se involucró sentimentalmente con una ex pareja de Otárola. En ese momento Alex saca un cuchillo e increpa a Javier. El hermano de éste, Dagoberto, conocía a Otárola y decide intervenir para evitar un incidente mayor. Los convence de que se vayan, pero él se suma al grupo y parten rumbo, primero a una plaza, y luego siguen bebiendo en la caseta, donde posteriormente el mediador sería apuñalado.
Según uno de los testigos, Otárola sabía donde guardaban la llave y por eso ingresaron sin problema. Tomaron vino, cervezas y fumaron.
Todo iba bien hasta que “Alito” le empezó a rondar en la cabeza el “lío de faldas” que tenía con Javier. Increpó a Dagoberto, sacándole en cara que defendía a su hermano. Le insistió que era un mal amigo. Pero éste le respondió que no era así. Que por eso lo estaba acompañando y no estaba en casa con Javier.
“Siguió y siguió con esto, hasta que sacó el cuchillo que llevaba y se abalanzó sobre Dagoberto”, declaró el testigo. El mismo los separó y dijo “mejor nos vamos”. Salieron todos, cada uno hacia su casa, menos Dagoberto Díaz, que agonizó hasta fallecer.
La fiscal dijo que le atribuye toda la responsabilidad a Otárola, porque era la única persona que tenía problemas con el hermano de la víctima y que, más encima, andaba con un cuchillo.
El imputado no declaró ni cooperó con la investigación. Sólo autorizó el hisopado bucal.
El defensor, Sebastián Núñez, apuntó a otra teoría y por eso se opuso a la prisión preventiva. Pero el juez Juan Villa, luego de analizar todos los antecedentes, acogió la solicitud de la Fiscalía, referida a que la libertad del imputado constituye un peligro para la seguridad de la sociedad.
Más aún considerando las condenas y causas judiciales vigentes en contra del imputado.




