“Longlegs, coleccionista de almas”: un rostro regresa

Por Guillermo Muñoz Mieres,
periodista

Estados Unidos, 2024

Director: Oz Perkins

Protagonistas: Nicolas Cage, Maika Monroe

En salas de cine de Punta Arenas y Natales

Algo no anda bien con la debutante agente del FBI Lee Harker quien apenas gesticula y más parece una versión femenina de Terminator. Quizás algo tiene que ver su madre, a quien llama de vez en cuando por teléfono y tiene que decirle una y otra vez que es su única hija. Eso sí, ella advierte a sus colegas- y en su primer día en terreno queda más que claro- que tiene una intuición para sentir algo malvado y que ésta llega como una palmada en el hombro.

Lee Harker es una de las protagonistas de “Longlegs, coleccionista de almas” la última cinta de terror que irrumpe en la cartelera de Magallanes y que demuestra la vigencia de un género que pasito a pasito se ha ganado el aprecio de la crítica cuando ya antes, demasiado antes, ya lo tenía del público. Ahora lo hace mezclado con el thriller policial, una tendencia que ha marcado en las últimas décadas a las películas sobre asesinos en serie o desapariciones misteriosas, pero unidas por la advertencia de que un lobo feroz anda al acecho.

Y el protagonismo de la agente Harker no logra ser total porque debe compartirlo con Longlegs, un asesino en serie cuyo nombre lo tiene el FBI desde hace rato, porque a inicios del 70, nadie sabe cómo, logró que una familia completa se automasacrara. Y ahora, casi 2 décadas después, cuando gobierna Bill Clinton en Estados Unidos, parece estar de vuelta, mucho más enérgico que antes y lo poco o nada que se sabe es que deja mensajes criptográficos como pistas, tiene cierta debilidad por los cumpleaños y entre medio los números, sobre todo el 6, que pueden ser días antes, días después, el 9 dado vuelta, lo cual sumando y restando lleva a una cifra ya conocida:  el número de la bestia.

El rostro de Longlegs recuerda al guasón de Heath Ledger en “Batman Caballero de la Noche” (2008) y también a Robert Smith, el vocalista de la banda inglesa The Cure, pero en el fondo es Nicolás Cage, un actor  que en los últimos años, al igual que su personaje,  ha vuelto con todo y aquí le bastan algo menos de 20 minutos para llenar la pantalla e inundar la película con su presencia, sea por los encuadres iniciales recortados  de su rostro o cuando ya se presenta en  cuerpo completo para los espectadores.

La película juega desde varios frentes para mostrarse con estilo, hace chocar planos muy estáticos con una cámara que se mueve siguiendo a la protagonista; se escapa al pasado cambiando el rectángulo de la pantalla por un cuadrado; despliega una banda sonora rocanrolera de los 70 en adelante; y su atmósfera recuerda a filmes como “El silencio de los inocentes” (1991) y “Los 7 pecados capitales” (1995) con un entorno contaminado por la maldad, pero también algo hay del cine de David Lynch con sus imágenes oníricas y perturbadoras.

Todos estos recursos si bien la enriquecen, también la desvalorizan, porque descuida el guión en su tramo final y lo que era complejo y ambiguo pareciera tomar un atajo y entonces la película se vuelve algo menor de lo que prometía.

Y lo que queda al final del día, que no es poco, es ese rostro deforme  o quizás mal maquillado que apenas les bastan unos minutos para destacar. Su nombre es Longlegs y el actor que lo interpreta es Nicolas Cage. Y ambos comparten algo común: No estaban muertos y por la manera en que retornan dejan en claro que no andaban de parranda.