Necrológicas

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– Isabel del Carmen Moncada Vallejos

La gesta histórica y humanitaria

Por Alfredo Soto Martes 27 de Agosto del 2024

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Interesante se torna en lo que respecta a buscar los atractivos necesarios para encantar a la población de hitos y records que nos demuestran las características de la Antártica, su formación, cómo llegó a estar donde está, porque dicen que es el continente pulsante, porque es el único que crece en invierno, doblando en muchos casos su propia superficie de más de 14 millones de kilómetros cuadrados. También es interesante buscar en la literatura a visualizar a los seres humanos que se aproximaron a este continente, a veces de manera fortuita como así también aquellas bitácoras que indicaban que el rumbo era buscar esta tierra incógnita. Cabe destacar que en estas indagaciones se destaca que el registro más antiguo conocido de que un ser humano haya visitado la Antártica se encuentra en la historia oral de las islas Cook del Pacífico Sur. Según la leyenda, Ui-te-Rangiora, jefe de Rarotonga, realizó un viaje en canoa a mediados del siglo VII cuyas confirmaciones recaen en los primeros europeos en 1814 que llegaron justamente a Rarotonga y entre sus contactos con los nativos escucharon historias sobre un océano congelado situado muy al sur…pero muy al sur.

En verdad nunca ha habido poblaciones humanas nativas en la Antártica, porque obviamente hay que pensar que el medio ambiente es severo y hostil como para que sobrevivan sin ayuda del respaldo de las nuevas y más avanzadas tecnologías. El primer grupo humano que pasó algún tiempo en la Antártica estaba formado por exploradores belgas, noruegos y británicos que sobrevivieron a crudos inviernos allá por los años 1898-1899. Desde entonces la tecnología se ha desarrollado mucho y las personas que viven en las bases y estaciones antárticas en la actualidad para pasar un año entero como ocurre con algunas dotaciones chilenas y también de otros países, lo pueden efectuar, gracias a la preocupación y el cubrir de ciertas comodidades. Sin embargo, siempre son dependientes en extremo de los operadores logísticos y quienes tienen las herramientas e infraestructuras que permitan accesos en caso de emergencias, sino esperar realmente en cuanto las condiciones permitan, los accesos en meses más estivales. Estas tecnologías se traducen en capacidades de telecomunicaciones, buques apropiados y aviones exclusivamente con elementos que les permitan tener cierta autonomía para viajes largos y duros en cuanto al clima polar. Y entre ellos hombres y mujeres valientes y preparados tal cual fueran entrenados analógicamente, como para ir a un viaje planetario en el espacio exterior.

El primer registro de que un ser humano haya cruzado el Círculo Polar Antártico, proviene de la expedición llevada a cabo por el capitán James Cook (1728-1779), viajero y explorador británico, que, junto a su tripulación, a bordo de sus navíos “Resolution y Adventure”. En el mismo tenor de conocer a los “primeros” que se atrevieron a desarrollar una travesía tan temeraria con el solo hecho de viajar a estas zonas remotas, es aquella gesta heroica que esta semana nos convoca como magallánicos y antárticos chilenos, ante la celebración de los 108 años del viaje humanitario que realizó el piloto Luis Pardo Villalón junto a la tripulación de la emblemática Yelcho, enaltecidos con voluntad, arrojo y heroísmo de todos sus hombres cumpliendo, su respectivo rol en los mares agitados del sur, atravesando el Drake en condiciones invernales, y que hoy día a pesar de las tecnologías existentes, persiste la prohibición de navegar en dichas aguas hasta mientras no estén las condiciones adecuadas ya en la primavera. Este capítulo de nuestro país y región Antártica, lleno de emociones, honores, respetos internacionales, configura el esencial espíritu del continente, la colaboración internacional, el trabajo en equipo de sus hombres y mujeres en pos de teñir en el blanco eterno, los colores más luminosos del servicio humanitario por el rescate de la vida.

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