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“Príncipes salvajes”: El que paga manda

Domingo 1 de Septiembre del 2024

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En 1990 se estrenó “Caluga o menta”, película del realizador Gonzalo Justiniano, un prócer del cine chileno que le dio el oxígeno necesario al cine nacional para que reviva después de estar casi ausente por un periodo que quizás fue demasiado largo, y donde unos jóvenes marginales  vivían el día a día botados en sillas de playa en otra órbita y más tardecita echaban rienda suelta a sus impulsos delinquiendo por aquí y por allá porque la vida es dura y la llegada de la democracia todavía no alcanza para todos, menos para ellos.

“Príncipes salvajes”, la película mexicana que acaba de estrenar Netflix bien podría ser su remake pero desde la opulencia y las clases adineradas, porque sus protagonistas también son jóvenes, no los para nadie, se drogan, tienen sexo y aunque no lo necesiten se dedican a robar, extorsionar y jugar al todo o nada. Y la democracia, bueno, parece que bien gracias.

Detrás de ella está el realizador Humberto Hinojosa Ozcariz conocido por llevar adelante series biográficas de rostros famosos del México moderno, entra ellas las de Luis Miguel, que fue grito y plata para Netflix, y también la de Paco Stanley, una especie de don Francisco de la TV Mexicana en los 90 que murió en una confusa balacera de narcotraficantes.

Ahora se lanza con “Príncipes salvajes” donde los protagonistas son Xavier, Mariana, Renata y Gerardo, algunos de ellos emparentados, pero eso aquí poco importa porque los padres están en otra y al parecer la cosa viene de más atrás, entonces los vacíos y heridas que puedan existir son más profundas y ancestrales para explicarlas en una película.

Xavier vive la complicidad del delito con Gerardo, algo así como un compinche que se hace la mosca muerta, pero que tiene cuerda para rato y romances no le faltan. Juntos fingen un asalto violento en la casa del Xavier, también un secuestro que nunca fue y entre medio son capaces de enfrentar a matones que ya vienen de vuelta.

Mariana es hermana de Xavier, también tiene tendencia por el bien ajeno, y está Renata que es influencer y regala dinero a los más pobres para recibir unos “likes”. Se trata de una pandilla salvaje que va para adelante, sin explicar nada, donde todo pasa y nada queda porque lo suyo es pasar y bien podría ser la versión menos futurista de “La naranja mecánica” en el México de aquí y ahora donde abundan los “guey”, “pinche cabrón”, “la verga”. Y sobre ellos, la sombra de un detective, contratado por el abuelo de Xavier, que recoge pruebas, intuye rápido quienes pueden estar metidos en los robos, parece hombre bueno en esta historia macabra y a Javier le cae mal porque dice que se cree Batman, y en algo quizás tiene razón porque no nos olvidemos que el hombre murciélago jugaba a dos bandas.

“Príncipes salvajes” se despliega con elegancia por estos rieles del crimen, una fotografía con cierta carga poética y donde Hinojosa tiene claro cada plano de la historia, porque lo que quiere contar no es el por qué estos “hijitos de papá” son así, sino como ese actuar desatado está destinado a desembocar en tragedia, pero donde el vuelto no lo reciben ellos precisamente, porque la lucha de clases ya tiene un vencedor y no son los pobres, 

Como bien le dice a Gerardo su madre en uno de los momentos más íntimos y descansados de la película: “El que paga manda”.

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