Comunicaciones explosivas
Le preguntaron una vez a Einstein con qué armas se lucharía en una tercera guerra mundial. El sabio respondió que no lo sabía. “Pero -agregó-puedo decirle cuáles se usarán en la cuarta: ¡piedras!”.
El acelerado desarrollo tecnológico que siguió a la Segunda Guerra Mundial parecía haber descartado esta profecía. Por ahora sólo estamos en el camino hacia la tercera conflagración y cada día se nos informa de una nueva herramienta más sofisticada. En el conflicto Rusia-Ucrania, se han usado con aterradora precisión los drones, aviones no tripulados que superan largamente sus antepasados, las bombas voladoras, las V-2, que se dejaron caer sobre Londres hace 80 años. Ahora, en la lucha desatada por Hamás en Medio Oriente, se acaban de estrenar armas insospechadas: beepers y walkie-talkies explosivos. Los primeros, sobre todo, tuvieron su mejor momento en los años 80 y 90 del siglo pasado: permitían avisar a sus usuarios de que se los necesitaba con urgencia aunque no tuvieran un teléfono a mano. Los desplazaron los celulares que sacaron de circulación a los teléfonos fijos además de sumar inimaginadas posibilidades adicionales.
Los celulares son, sin embargo, falibles. Su memoria los convierte en herramientas de doble filo, como lo comprobaron en Chile el abogado Luis Hermosilla y sus socios. Los whastsapp son cómodos, pero rastreables. Es esa la razón por la cual en Gaza y en El Líbano, los enemigos de Israel optaron por los bípers y los walkie talkies para el contacto. Parecían más seguros. Nicholas Reese, instructor adjunto del Centro de Asuntos Globales en la Universidad de Nueva York, explicó que los celulares implican un riesgo mayor de que las comunicaciones sean interceptadas que la tecnología más sencilla de los bípers.
Pero su sencillez los hizo más vulnerables. A pedido de Israel, les agregaron minúsculas cantidades de explosivos que los convirtieron en armas mortales pasando a ser mini- bombas de tiempo. En un par de días, los miembros del Hezbolá, el movimiento terrorista que lucha contra Israel desde El Líbano, sufrieron la semana pasada la explosión de miles de aparatos que dejaron más de 30 muertos (entre ellos una niña de diez años) y centenares de heridos.
La compañía taiwanesa Gold Apollo dijo que autorizó el uso de su marca en el modelo de bíper AR-924 a la compañía Bac de Budapest que fabricó y vendió los dispositivos. En algún punto entre Hungría y El Líbano los equipos fueron interceptados, alterándolos.
El primer crimen del cual hay registro en la historia de Occidente es el asesinato de Abel, a manos de su hermano Caín. El relato bíblico no entra en detalles, pero la tradición judía estima que el arma mortal utilizada fue probablemente una piedra. Es, seguramente, la base de la respuesta de Einstein acerca de las herramientas que se emplearán en los conflictos del futuro. Pero, entre la piedra de Abel y la piedra de la cuarta guerra mundial se ha producido un fantástico desarrollo tecnológico.
La invención del arco largo significó el triunfo de los ingleses en Agincourt, durante la Guerra de los Cien Años. Fue eficaz hasta la introducción de las armas de fuego, cuyo perfeccionamiento las hizo cada vez más efectivas: más precisión, mayor alcance, mayor rapidez.
Hasta ahora, sin embargo, no se sabía de armas que podían ser activadas a la distancia, con fatales resultados.