En los brazos de Morfeo
En general el comportamiento de los coterráneos ha sido más que ejemplar en estas Fiestas Patrias. Cifras de otros años atemorizaban, al igual que hechos de violencia propiciados por el chúcaro “copete”.
Aunque no faltó el que no alcanzó a llegar a casa y optó por sentarse a esperar que amaneciera. Como el parroquiano, captado en Sarmiento con O’Higgins, que arrimó sus huesos a una pared de cemento y se entregó a los brazos de Morfeo. Cuando ya despuntaba el amanecer logró despertar del reparador tuto al aire libre y enfiló sus pasos hacia su casa.