Participación: hacia una gramática ciudadana para la gobernanza en sociedades complejas

Dr. Felipe Lagos Rojas, director del Centro
de Estudios Regionales Umag

El reciente Informe sobre Desarrollo Humano 2024, titulado ¿Por qué nos cuesta cambiar?: Conducir los cambios para un desarrollo humano sostenible, ofrece valiosas claves sobre dinámicas sociales que afectan al país. Destaca la creciente brecha entre la población y las formas tradicionales de participación política, así como un retraimiento generalizado desde lo público hacia el ámbito familiar y privado, algo que contrasta con una sostenida disposición a participar en instancias de decisión y con una mayoritaria convicción acerca de la necesidad de implementar cambios reales y sustantivos.

Estas dinámicas ofrecen un marco de reflexión aplicable a la Región de Magallanes, que enfrenta en la actualidad importantes transformaciones. Por lo mismo, resulta llamativo que la participación ciudadana tenga lugar en solo uno de los programas electorales de quienes aspiran a encabezar el gobierno regional.

La participación ciudadana es un aspecto central para la gobernanza en cualquier sociedad compleja, y esto es aún más cierto en nuestra región, que enfrenta desafíos como la diversificación de su matriz productiva, la instalación de nuevas industrias y el reforzamiento de su carácter de laboratorio natural y de puerta Antártica. Se trata, además, de procesos que ponen presión a cuestiones sociales apremiantes como el acceso oportuno a educación, vivienda y salud de calidad o la protección de las infancias, mujeres, diversidades sexuales y pueblos originarios.

La participación ciudadana ofrece espacios para la innovación pública cuando es asumida desde la convicción de que las respuestas a las preguntas fundamentales no son posesión de unos cuantos individuos, sino que emergen al calor de la deliberación colectiva. Cuando se la asume no como ardid electoral sino como necesidad social y política, la participación vinculante de la sociedad en las decisiones claves para su desarrollo permite la aparición de una inteligencia colectiva que sirve de fundamento sólido para las transformaciones por venir.

No obstante, se debe ir más allá de la lógica de rendir cuentas a posteriori, para dar paso a una ciudadanía incidente desde el origen de las orientaciones de política pública. La participación ciudadana es un proceso pedagógico que necesita tiempo para mostrar su trascendencia. En un contexto marcado por la desafección con la política, el ejercicio consiste en pasar de la población como agregado cuantitativo a la ciudadanía como producto de un debate colectivo y vinculante donde los sujetos se apropian de las condiciones de su propio desarrollo.

Instalar la discusión sobre participación ciudadana demuestra una voluntad política que debe traducirse en poner las capacidades tecnocientíficas de los aparatos de gobierno a disposición de la construcción de una gramática ciudadana para asumir desafíos colectivos. Esta gramática ciudadana supone un entramado de prácticas y códigos de comportamiento que rigen la interacción participativa de la ciudadanía en la vida democrática de su región. Producir diagnósticos compartidos y socialmente validados, desplegar metodologías participativas, fomentar el trabajo intersectorial, apoyarse de tecnologías digitales sin caer en el ciberoptimismo, capacitar a técnicos de la administración pública, así como a dirigentes sociales y líderes comunitarios, y sobre todo evitar la ansiedad por institucionalizar procesos de manera anticipada, son aspectos necesarios para el desarrollo de dicha gramática ciudadana.

Esto permitiría a Magallanes ponerse a la vanguardia de un proceso de innovación política a nivel país.