“A pesar de que tuvimos poco entrenamiento, y se cerró la piscina antes del ‘18’, igual trajimos medallas”

Acompañados de su “mascota”, el pececito Nemo, cinco nadadores representaron a la Región de Magallanes en los Juegos Deportivos Paranacionales, que se realizó la semana pasada en las ciudades de Temuco, Padre Las Casas, Villarrica y Pucón, en la Región de La Araucanía. Milton Martínez, Jessica Bahamondes (coach), Alexis Oyarzún, Trinidad Arroyo y Natacha Cid cumplieron una destacada participación, donde Trinidad Arroyo logró una medalla de oro y tres de plata, en las cuatro pruebas en las que intervino, mientras que Milton Martínez cosechó dos preseas.

Pero más allá de los resultados, la participación de estos deportistas demostró, una vez más, el sacrificio extra que deben afrontar a diario para poder entrenar y competir. “En el estadio Fiscal hay un taller y esta es nuestra tercera competencia, y el IND nos convocó. A pesar de que tuvimos poco entrenamiento, y se cerró la piscina antes del “18”, igual trajimos medallas”, apuntó Martínez. El nadador sostuvo que pese a los beneficios de contar con condiciones especiales particulares en la piscina, para poder entrenar, expresó que “lo ideal es que la empresa privada nos ayude, porque los trajes son muy caros, al igual que los lentes de competición, y también falta material de entrenamiento, porque en lo referente a los viajes y alojamiento, contamos con ayuda del IND”.

Martínez ejemplifica en su caso, las dificultades porque “cuando uno está más grande, como el deporte no es pagado, me he encontrado sin trabajo y sin dinero para entrenar. Eso es lo único malo de esto, porque tenemos solamente la competencia de los Juegos de la Araucanía y el Paranacional, que hace tiempo no nos invitaban”, añadió, quien, además reveló que “utilizo el mismo traje de baño con el que competí en Brasil, el año 2020, con eso le digo todo. Lo ideal sería que nos apoyen con lentes, gorros y otros implementos”.

Otro caso es el de Alexis Oyarzún, que debe movilizarse en “burrito”, por lo que como taller, solicitaron al IND, poder contar con transporte para poder asistir a los entrenamientos.

Lo malo es que la piscina donde practican entró en mantención “y estará cerrada hasta enero, así que sería bueno que se nos facilitara otro espacio. Más que construir una, se necesita que tengan una baranda o una manilla, porque nosotros no ocupamos sillas, pero sí necesitamos apoyarnos de una baranda para poder movilizarnos”, detalló el nadador, cuya jornada de entrenamiento junto a sus compañeros, consiste en recorrer entre mil y 1.500 metros por jornada, durante una hora, “aunque lo ideal serían dos, tres veces a la semana o todos los días”.

Deseos que seguirán esperando concretar, con esa paciencia que los ha llevado a superar las dificultades que se les han presentado. Ya de regreso en Punta Arenas, continuarán buscando la manera de entrenar como corresponde, para seguir representando a la región en distintas competencias.