Necrológicas

– Eliana Ximena Oyarzún Nancuante

Suicidio en los adultos mayores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 23 de Octubre del 2024

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La llegada de la primavera trae diversas consecuencias en nuestro devenir. Augura un mejor tiempo, pero también es un momento en que las cifras de suicidios tienden a aumentar o son más relevantes. 

Los mayores no están exentos de verse afectados por esta situación, ya que también el número de personas mayores que se suicidan va en aumento y constituye una preocupación, en términos de poder prevenir su ocurrencia y detectar condiciones que presenten los mayores y que potencialmente pueden devenir en suicidio.

Las cifras actuales dicen que 1 de cada 3 suicidios es de personas mayores. Lo que transparenta su importancia y la necesidad de ocuparse de ella. Estos mismos datos nos revelan que la población más compleja son los hombres mayores y que muchos fallecen en su primer intento. Por eso es imperativo poder detectar señales y realizar abordajes preventivos en forma prioritaria. 

No todo es bueno y bello en la tercera edad. En la vida debemos afrontar cambios continuamente, en los mayores y por el impacto del envejecimiento, estos cambios pueden ser más difícil de afrontar o sobrellevar. Es una etapa de pérdidas, tanto en el ámbito personal como en el ámbito social. Esto porque ocurren transformaciones en la funcionalidad o auto valencia, en la aparición de enfermedades y también eventos sociales, como la jubilación que conlleva la sensación de no sentirse útiles. A ellos se suma, la muerte de amistades o de núcleos sociales cercanos y que se traduce en la pérdida de tales círculos y que genera aislamiento social. También implica problemas en el aspecto comunicacional o de relación, que aumenta la brecha generacional. 

Lamentablemente el suicidio en mayores no tiene la relevancia social que si tiene en las personas más jóvenes. Pese a ello es fundamental prestar atención si se detectan pensamientos suicidas en una persona adulta, ya que es perentorio que reciban ayuda, no podemos pasarlo por alto. Es una situación grave y es complejo detectar estas ideas en un mayor. 

Dentro de los factores de riesgo en las personas mayores debemos considerar la depresión como una causa importante. Las manifestaciones suicidas en un adulto no siempre son las habituales en otras edades, por ello se debe poner especial atención. Por ejemplo, debe considerarlo en personas inquietas, con pérdida del apetito o trastornos del sueño. Obviamente un grupo especial y en el que debe focalizarse la acción es en aquellos que lo han intentado anteriormente.

También debe sospecharse este tipo de pensamientos en personas con bajo interés o que han abandonado sus actividades habituales, incluyendo los controles de salud o el rechazo de la atención por otros agentes sociales. Aquellos que presentan sentimientos de culpa o desesperanza. Las personas que viven solas, especialmente si son hombres o tienen escaso apoyo social o familiar. También en aquellos mayores que sufren abusos o negligencias. En mayores que han perdido por muerte a las personas relevantes de su entorno. Otro factor que se debe considerar es el padecimiento de enfermedades crónicas, especialmente las que producen dolor o discapacidad, las que los afectan con sufrimiento  psicológico. Un punto importante son los consumidores de alcohol, el  abuso  de fármacos y los que acumulan medicamentos sin usar. Otros síntomas son también el abandono en el autocuidado o aquellos que van dejando notas de despedida o realizan cambios en sus indicaciones vitales. 

Por ello, es importante y necesario en toda edad desarrollar factores que protejan a los mayores, siendo el más relevante el soporte familiar, que los respalda y apoya. Así mismo, es necesario el apoyo social, a través de recursos que le permitan una vivienda, transporte, alimentación y atención en salud. 

Pero también es fundamental el trabajo psicosocial. Que desarrollen habilidades sociales que les permitan integrarse a los cambios que conlleva envejecer y que les permitan cultivar intereses y actividades diarias. Estas estrategias psicosociales tienden a desarrollar la autoconfianza, el autocontrol, capacidad de adaptación en los mayores. Pero también a pedir las ayudas necesarias en los momentos adversos. Deben aprender a expresar los sentimientos que sean desagradables o complejos. En ellos la integración y participación social es importante y muy necesaria.

El suicidio en mayores es algo a tener en cuenta porque existe y es una realidad que nos está golpeando como sociedad. Debemos identificar a aquellos más susceptibles y reforzar todas las conductas que hacen que vivan más y mejor.

La tercera edad no es una edad dorada para muchos, pero debe trabajarse social y comunitariamente para que lo sea. Depende de la familia y de quienes trabajan para y con mayores. En especial en esta patología que se está volviendo más importante y que debemos abordar como sociedad. Es una voz de alerta de que todo no va bien con los mayores en nuestra sociedad.

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