Necrológicas

– Eliana Ximena Oyarzún Nancuante

“Significaría que se acaba la compañía, no hay otra forma de verlo”

Sábado 26 de Octubre del 2024

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Con una flota de tres barcos factoría dedicados exclusivamente a la pesca de bacalao de profundidad, Globalpesca SpA. lleva operando en frías aguas antárticas desde 2003 a la fecha. Se dedican a la captura y comercialización de dicha especie, para la cual cuentan con permisos extraordinarios de pesca en aguas internacionales y en pesquerías exploratorias de aguas distantes, reguladas por la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). Actualmente viven un complejo escenario, por la afectación que generaría la Ley de Pesca en caso de ser aprobada como fue enviada al Congreso.

El gerente general de Globalpesca, Eduardo Infante Larraguibel, es a su vez presidente de la Asociación Gremial de Operadores de Bacalao de Profundidad de Magallanes (Aobac). Explica que en Chile, el bacalao se pesca a alrededor de 2.000 a 2.500 metros de profundidad, donde encuentra su alimento. Una de las características de las aguas donde es encontrado es que confluyen océanos, e implica su pesca y faena en condiciones climáticas y de oleaje muy complejas. 

“Por eso necesitamos barcos de gran escala para poder llegar a pescar. Las zonas de pesca pueden estar a varios días de navegación. En el caso de que vayamos al mar de Ross, estamos incluso a 16 días de navegación. Es decir, solamente para ir y volver es un mes de viaje. También por eso los barcos, además de ser grandes, necesitan tener la capacidad de congelar y mantener el pescado en condiciones, que eso significa descabezar, eviscerar y congelar”, comienza explicando Infante Larraguibel.

Dicha explicación reviste la primera gran preocupación para el gremio, ya que “la ley considera que los buques congeladores son factoría y los buques factoría, según el proyecto de ley, estarían prohibidos. Es un tema que nos ha congregado y hemos conversado varias veces con el subsecretario”. Sin embargo, luego de la última reunión que sostuvo con el subsecretario de Pesca, Julio Salas, esta semana en su visita a Magallanes, indicó que “lo ven con buenos ojos”, aunque desconocen el aparataje legal que se vaya a utilizar.

– ¿Este tipo de especificaciones no fueron tomadas en cuenta a la hora de lanzar el proyecto de ley?

– “Yo creo que es desconocimiento. Es fácil desde la zona central hacer abstracciones de la realidad regional. Entonces, yo me imagino que para el legislador sentado en Valparaíso se imaginará que Magallanes es como Coquimbo con un poco más de frío, o Puerto Montt con un poquito más de viento. Pero otra cosa es estar en la región para saber lo que es”.

– ¿De qué forma se perjudicaría la ley la faena del bacalao de profundidad?

– “En el caso de Globalpesca significaría que se acaba la compañía. No hay otra forma de verlo. Y el impacto que tienen los buques acá en la región son enormes, porque no es solamente la pesca que se realiza en los barcos. Está todo el proceso de carga y descarga, el transporte. Parte de la producción se va a Porvenir, donde es procesado, genera trabajo. Finalmente el producto vuelve a Punta Arenas y se exporta. Entonces hay una cadena productiva bien grande que depende de los buques. Y eso solamente relacionado con los productos. Si te imaginas que los barcos tienen que estar pescando por varios meses, con 50 personas dentro, hay todo un mantenimiento, habitabilidad, provisionamiento de comida y otro tipo de elementos que requieren para todas esas personas por ese tiempo”.

– ¿Han realizado cálculos de cuánto podría ser el impacto monetario?

– “Un cálculo bien rápido es decir cuánto gastamos en la operación. Yo creo que en conjunto, la Aobac dejamos unos 40 o 50 millones de dólares. Es lo que se gastaba y de eso debe ser por lo menos un 80% de la región”.

– ¿Continúan con la labor de investigación científica con Aobac?

– “Por muchos años mantuvimos la investigación, sin embargo por distintas interpretaciones de la ley, la investigación que nosotros hacíamos fue quedando fuera. El primer impacto fue cuando se creó el comité científico en 2013, que desacreditaron todos los estudios que no vinieran prácticamente del Ifop. Después otro tema que nos impactó muchísimo es que hay una cuota que está asignada para la investigación. Por alguna razón la Contraloría estimó que toda pesca que se use para investigación no puede ser vendida, lo que implica que no pudimos sostener la operación. Para que te hagas una idea, un día en el agua de estos barcos cuesta alrededor de 20.000 dólares”.

– ¿Era un trabajo en paralelo que se realizaba durante un mismo viaje?

– “Era netamente científico, pero nosotros íbamos pescando. Esa es otra característica del bacalao. La única forma de estudiarlo es a través de la pesca. No se puede ni siquiera saber dónde está, por la profundidad en la que está, en la que vive y porque está pegado al fondo del mar también. No hay sonares, no puedes saber si hay un cardumen o algo así”.

– ¿Cómo se realiza el arte de pesca?

– “Nuestra pesca es con palangre, que es una línea que baja dos kilómetros y se extiende por el fondo marino y vuelve a subir dos kilómetros, quedando con unas bollas. Esta línea está llena de anzuelos, entonces la forma de pescar es bastante deportiva. Se cala todo el material, se deja reposar, se mira y se recoge. Si viene pescado bien y si no a probar de nuevo. Y a veces no viene, o viene poquito. Otras veces viene, pero llegan las orcas y se lo come. Es bien particular la forma en que se realiza esto”.

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