Entre el dolor y el recuerdo amoroso: los testimonios de quienes perdieron a un ser querido
“Vuela alto”, es una de las frases más utilizadas en estos tiempos a la hora de despedir a un ser querido. Retrata muy bien la idea de desearle que descanse en paz y de un “pronto reencuentro”.
Ayer fue el Día de Todos los Santos, fecha en que la gente se vuelca a los cementerios a visitar a familiares.
Una costumbre para nada arraigada en las nuevas generaciones. Mayoritariamente son personas adultas las que mantienen esta suerte de tradición.
Algo que se validó ayer en el Cementerio Municipal, con la entrada y salida de visitantes al camposanto que congrega la mayor población de fallecidos en Punta Arenas.
“La gente adulta mayor es la que principalmente viene al cementerio. Ellos son asiduos visitantes. Realmente no vemos mucha juventud”, comentó César Gallardo Barría, administrador del cementerio.
Además que ahora la gente se distribuye, entre el feriado del 31 de octubre y el 1 de noviembre.
“El jueves tuvimos mucha afluencia de público, entre 8 a 10 mil personas. Y entre ambos días calculamos una asistencia de 25 mil personas”, señaló.
Entre las actividades tradicionales, ayer a las 9,30 horas se realizó la romería del Ejército; a las 11 horas fue el turno de la Cruz Roja y al mediodía fue la romería del Cuerpo de Bomberos.
Además hubo dos misas en la capilla del cementerio. Una fue a las 10 de la mañana y la otra a las cuatro de la tarde. Ambas oficiadas por el obispo Oscar Blanco.
Historias de vida
“Vine a ver mis padres y abuelos que están en un solo lugar”, señaló Mónica Díaz Muñoz. “Mi papá se fue el 2018 y mi mamá el 2020, con 74 años. Con ella fue difícil, porque la sacamos del hospital y la trajimos casi directo al cementerio, sin verla ni despedirla”.
En tiempos de pandemia le afectó mucho estar sola y encerrada. Perder ese contacto físico con los hijos y nietos, que pasaban todos los días a verla o tomar desayuno, fue insostenible para ella.
“Nosotros vivíamos muy cerca y teníamos que verla por la ventana. Desde ahí la saludábamos, los hijos y nietos, y creo que eso la hizo sentirse muy sola, aunque estaba acompañada de mi otra hermana. Pero nunca fue lo mismo”.
Mónica estaba acompañada por José Saldivia Saldivia, quien concurrió, como todos los años, “a ver a mis padres”, según indicó.
Abuelos
Patricio Díaz llegó acompañado de María José González. Fue a dejar un ramo de flores al bisabuelo y la abuela, fallecida hace 15 años.
“Siempre la recuerdo y extraño mucho, sobre todo por las comidas”.
Pérdida de una hija
La pérdida de una hija marcó al matrimonio de Isabel Barría Oyarzún y Juan Carlos Mansilla Muñoz.
“Vengo a ver a mi hija fallecida hace 31 años. Es un dolor permanente, de cada día. Siempre nos hace falta a pesar de que era muy pequeña cuando murió y siempre venimos al cementerio. Y también visitamos a mi suegra”, señaló Isabel.