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– Graciela Mena Barría

– Adriana González Villarroel

El atraco: El periplo de un viejo policía comunista

Domingo 3 de Noviembre del 2024

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Por Guillermo Muñoz Mieres,
periodista

 

 

Polonia, 2024

Director: Michal Gazda

Protagonistas: Olaf Lubaszenk, Jedrzej Hycnar, Wiktoria Gorodecka

En Netflix

Un guardia  y 3 mujeres son asesinadas al interior de un banco y el caso es grave porque puede complicar al gobierno polaco que se inicia en la democracia tras derribar al régimen comunista que gobernó durante casi 5 décadas. No es un crimen cualquiera, ocurre al interior de un banco estatal semanas antes del anuncio de que será privatizado y por eso la urgencia de resolver el caso antes del plazo establecido porque quizás el pueblo no va a entender y comenzará a sospechar que el dinero es más importante que la vida de 4 personas.

 Entonces, un ministro que alguna vez fue disidente y perseguido político tiene la solución y es traer de vuelta a Tadeusz Gadacz, un viejo policía del régimen comunista que “el trabajo lo hacía bien”, porque tenía un olfato para oler la mentira y unas técnicas para sacar la verdad con rapidez a cualquier sospechoso.

Este podría ser el resumen de “El atraco”, un thriller que tributa al cine policial negro, con sus detectives héroes poco heroicos, algo de carga culposa sobre sus hombros y un caso por resolver que mientras más avanza igual más se complica, pero aquí a los pocos minutos se agrega el punto de vista de los asaltantes, 3 amigos distintos en carácter uno del otro, pero unidos por deudas que deben saldar y cierta desesperación para huir de la miseria. El líder de ellos es Kacper, quién posee razones más profundas para obtener el dinero, ha tenido una vida de abandono y su hermana menor hace poco fue entregada en adopción.

Entonces la película se maneja en dos hilos narrativos, la carrera de Gadacz contra el tiempo para resolver el caso y cuya motivación es recuperar su rango policial; y el segundo, la desesperada y autodestructiva huida que emprenden los asaltantes para no ser detenidos y condenados.

La historia podría ser algo ya visto en otras películas del género, la dupla del hombre viejo y la detective joven, en este caso de Alecxandra, llamada despectivamente por sus colegas como “Carterita”, o los intimidantes interrogatorios policiales. No obstante, le suma como atractivo una dimensión trágica que se deja entrever de la historia de Polonia y que se proyectan en  Gadacz y Kacper, ambos con cierta conciencia de que el destino parece haber ya  jugado sus cartas.

Por eso en algún momento Gadacz le confiesa a su colega que descuidó a su familia por obsesionarse en atrapar a un dirigente del movimiento “Solidaridad”, la organización polaca que se rebeló contra el régimen comunista; y Karpec, por su lado, sabe que ni siquiera la amistad es tan importante a la hora de cumplir un objetivo.

La película avanza utilizando recursos como el recordatorio cronológico de los días que avanzan antes de que se cumpla el plazo acordado y del “racconto” para volver de forma intermitente hacia atrás y contar los detalles del asalto, un aspecto que recuerda al utilizado por Steven Spielberg en “Munich” sobre el secuestro del equipo de Israel en las Olimpiadas de 1972 por un comando palestino y la posterior misión de venganza. Presente y pasado que se conectan de forma irremediable en un sino trágico.

“El atraco” peca en ocasiones de cierta retórica visual innecesaria y cursi como un ave que Gadacz libera y vuela hacia la cámara y una invasiva intervención musical en las escenas, pero que con el paso del relato comienza a contenerse porque lo que importa es esa atmósfera brumosa que irradia la película, a veces es el paisaje, otras veces algún callejón y a veces una conversación en la noche en medio de la nieve. También aparece esa idea de los viejos que “ya vienen de vuelta” y que, si alguna vez la historia los confrontó, ya es asunto del pasado y ahora corresponde cuidar que nadie los moleste desde su nuevo escondite en democracia, sea el de un ministerio como el viejo enemigo político de Gadacz que ahora lo requiere para resolver el caso policial o de “El sueco”, un viejo conocido que ahora lidera una banda criminal dedicada al lavado de dinero.

Y sobre todo ello está la historia no contada pero murmurada por todos de Tadeuz Gadacz, un viejo policía comunista que con su sola presencia puede hacer temblar al que se le ponga enfrente.

La primera escena lo deja más que claro. Confronta a un cliente que trata mal a uno de sus trabajadores, le paga, lo reprende y con la mirada más que fija termina diciéndole “Ahora ya vete”. Un viejo policía de aquellos.

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