Casi 1.200 observaciones ciudadanas en el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto HNH Energy
- El proyecto es impulsado por un consorcio integrado por las empresas AustriaEnergy y
Ökowind, junto con el fondo de inversión Copenhagen Infrastructure Partners, y busca producir
amoniaco verde (NH3V), una de las principales alternativas para la descarbonización.
El proyecto integral para la producción y exportación de amoniaco verde de HNH Energy, que contempla la construcción de una planta de producción, un parque eólico, una planta desaladora de agua de mar, un puerto multipropósito y diversas infraestructuras asociadas, ha generado un fuerte interés y preocupación en la Región de Magallanes y la Antártica Chilena. Durante los 90 días de plazo para la presentación de observaciones en el portal de Participación Ciudadana del Servicio de Evaluación Ambiental (Sea), se ingresaron aproximadamente 1.190 observaciones, lo que lo convierte en uno de los procesos de evaluación ambiental con mayor participación en la región.
El proyecto es impulsado por un consorcio integrado por las empresas austriacas AustriaEnergy y Ökowind, junto con el fondo de inversión danés Copenhagen Infrastructure Partners, y busca producir amoniaco verde (NH3V), una de las principales alternativas para la descarbonización. Sin embargo, la propuesta ha generado una serie de cuestionamientos por parte de la comunidad y de organizaciones medioambientales.
El Panel Ciudadano sobre Hidrógeno en Magallanes destacó que la gran cantidad de observaciones refleja una creciente preocupación por la falta de profundidad en la evaluación de los impactos ambientales del proyecto. Los ciudadanos argumentan que la evaluación subestima los riesgos y propone medidas de mitigación insuficientes. Entre los principales puntos de crítica se mencionan la gestión de residuos, el impacto en los recursos hídricos, la alteración de los flujos vehiculares por la única vía de acceso a Punta Arenas, el impacto sobre la fauna terrestre y marina, los efectos en la población local, y la afectación al patrimonio arqueológico, entre otros aspectos.
Ganadero Campos
Uno de los principales afectados por el proyecto es Alfonso Campos, residente de San Gregorio, quien cuestiona la falta de estudios específicos en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA). “Nos llama la atención que proyectos de esta envergadura no cuenten con estudios detallados que permitan evaluar correctamente sus impactos. Por ejemplo, el EIA no evaluó los impactos de ruido en mi hogar, ni la calidad del aire, ni los efectos que tendrá en las actividades ganaderas que todos los vecinos desarrollamos en la zona. Simplemente no existimos en la evaluación ambiental”, señaló Campos.
Por su parte, Francisco Sanhueza, de la organización Chile Ambiental, expresó su preocupación por la falta de información crítica en el EIA. “Lo que vamos a tener aquí es otro proyecto que tomará tres o cuatro años en obtener su calificación ambiental, ya que el titular tratará de subsanar las brechas de información a través de cada Adenda. Esto es una responsabilidad exclusiva del Sea, que no ha resuelto el término anticipado del proyecto”, afirmó Sanhueza.
Consolidación de
las observaciones
A partir de ahora, el Servicio de Evaluación Ambiental (Sea) se encargará de consolidar todas las observaciones recibidas, tanto de la ciudadanía como de los organismos públicos con competencia ambiental. Este documento será entregado al titular del proyecto, quien tendrá que responder a cada una de las observaciones y justificar sus respuestas ante la comunidad y las autoridades.
El proceso de evaluación continuará con la revisión y posible ajuste del Estudio de Impacto Ambiental, que será clave para determinar si el proyecto cumple con los estándares ambientales necesarios para su aprobación. Las organizaciones y la ciudadanía esperan que el Sea realice un análisis riguroso de las observaciones y que el proceso de evaluación se lleve a cabo con total transparencia, considerando las preocupaciones de la población local y garantizando que los impactos del proyecto sean adecuadamente mitigados.
Este proceso refleja la creciente conciencia ambiental y la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones relacionadas con proyectos industriales en Magallanes, una región con un entorno natural único y vulnerable.