Advierten que hay “muchas observaciones maximalistas” a proyectos de H2V
- Ejecutivo explicó que estos reparos no sólo hacen económicamente inviable a estas iniciativas,
sino que tomarán tanto tiempo que Chile perderá la “ventana de oportunidad”.
Lucas Ulloa Intveen
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Esta semana se llevó a cabo un nuevo encuentro entre la industria del hidrógeno verde y la sociedad civil. En la Umag y repleto a concho, el foro socioambiental se presentó como una oportunidad de los ciudadanos para plantear inquietudes y resolver dudas sobre los avances e instalación de la industria en el país.
Como parte de la organización, Marcos Kulka, en su calidad de presidente de la Asociación de Hidrógeno de Chile (H2 Chile), sostiene que la idea es avanzar hacia una “visión colectiva respecto a lo que esta industria tiene que llegar a ser”. En esa línea, plantea que la industria se instala en un contexto donde “hay tres crisis principales: la crisis climática, crisis de biodiversidad y de contaminación. Esta industria responde en forma muy importante a bajar las emisiones de CO2, pero en ningún caso quiere generar un problema a las otras crisis”.
Según Kulka, generar una visión colectiva resulta fundamental “porque de lo contrario, los proyectos finalmente tienen oposición, se retrasan y lo que menos quiere la región y los desarrolladores, y lo que menos quiere el gobierno, es que estos proyectos -que finalmente tienen todo este valor que hemos hablado, valor local en generación de empleo, en servicio, en ayudar a descarbonizar Chile y el planeta- no se cumplan”.
Magallanes y la
descarbonización
Kulka releva que Magallanes “es de los mejores lugares en el mundo para la producción principalmente de amoniaco. Esta región tiene un nivel de consumo de 100 megas de energía, pero todo el otro recurso que en el fondo es capaz esta región de generar, ponerlo a disposición del resto del mundo para poder descarbonizar y poder generar insumos energéticos”, dijo.
Ventana de oportunidad
Un concepto que han relevado desde la industria es la “ventana de oportunidad”, concepto que ha sido bien adoptado por el sector público y se entiende como el limitado periodo en que se debe invertir e instalar los proyectos a fin de volverlos comparativos. Pero, por otro lado, implica plazos que han sido fijados ya por compradores externos.
Explica que la ventana de oportunidad tiene que ver con dos o tres cosas. Primero, que haya la capacidad de estar produciendo para responder a las fechas y la demanda planteada desde el hemisferio norte.
La inversión es otro un punto importante y dijo que trabajan para que los capitales disponibles se queden en Chile para desarrollar proyectos. “Creo que nosotros hasta ahora hemos hecho bien las cosas (…) Pero, cuando entran estos proyectos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Seia) y reciben 900 observaciones, hay muchas que son maximalistas y que no solamente encarecen los proyectos a tal nivel que no son económicamente viables, sino que pueden tomar un tiempo muy excesivo en comparación con otros mercados”.
Se le consultó si cree que tal cantidad de observaciones pueda retrasar la entrada en ejecución de las etapas. La respuesta de Kulka fue tajante: “Absolutamente, si no somos capaces de hacernos cargo de esas observaciones, discutirlas, conversarlas, darles cursos, sobre todo las que son más estructurales (…) El Sea se tiene que hacer cargo de determinar ‘esto no tiene sentido, se filtra’ y cuáles son las observaciones de las cuales sí nos tenemos que hacernos cargo. Hasta ahora ese aprendizaje siento que todavía estamos llegando con muchas observaciones que pueden ser estructurales para los proyectos, desde no poder desarrollarse”.
Gestión territorial
Desde H2 Chile realizaron un estudio con la consultora Acera sobre gestión territorial, tomando como ejemplo la forma en que otros países han desarrollado modelos. “España tiene zonas específicas para energía solar y eólica; Alemania tiene metas, dice al menos 2% de este territorio lo vamos a utilizar para este tipo de industrias; Australia, ha construido los valles de hidrógeno”, ejemplifica Kulka.
En Magallanes, no existe actualmente un proyecto de zonificación de borde costero. En su lugar, Kulka explica que los avances han ido en “licitar las líneas bases para determinar cuáles son las mejores zonas, dónde se puede y dónde no, qué zonas hay que tener ciertos resguardos, dónde está la fauna vulnerable, los humedales, etc.”