Vía Alerce y el desafío de mejorar el transporte público en Punta Arenas

El inicio de operaciones de Vía Alerce como nueva concesionaria del transporte público mayor en Punta Arenas marca un punto de inflexión en un servicio que, hasta ahora, ha estado lejos de cumplir con las expectativas de los usuarios. Tras el traspaso de 67 buses desde Ascendal, la realidad es que sólo 35 de ellos están operativos, reflejando las deficiencias estructurales heredadas. Esto plantea interrogantes sobre la planificación previa y la fiscalización en el cumplimiento de los estándares exigidos en el contrato.  

El nuevo operador asume con un panorama complejo, pero también con un compromiso de mejora que, de concretarse, podría transformar significativamente la experiencia de los usuarios. La promesa de implementar cámaras de seguridad, conteo de pasajeros, salidas más tempranas desde los cabezales y el uso de inteligencia artificial para optimizar frecuencias suena alentadora, aunque también abre el debate sobre la viabilidad de estas iniciativas en el corto plazo.  

Vía Alerce ha sido clara al señalar que no puede hacer “magia de la noche a la mañana”, y es una declaración que debemos recibir con pragmatismo. Sin embargo, la ciudadanía necesita más que buenas intenciones; requiere acciones concretas que generen mejoras tangibles en la frecuencia, puntualidad y seguridad del servicio. La implementación de nuevas tecnologías, por ejemplo, será inútil si no viene acompañada de una flota en condiciones óptimas y una gestión eficiente.  

Además, es fundamental que las autoridades locales y regionales asuman su rol de fiscalizadores activos. La precariedad de los buses traspasados evidencia la falta de rigor en el seguimiento de los contratos anteriores. ¿Cómo es posible que una treintena de vehículos deje de operar por su mal estado en un servicio tan esencial? Esto no sólo afecta la calidad del transporte público, sino que también pone en cuestión la responsabilidad de las concesionarias previas y el rol del Estado en garantizar un servicio digno para todos.  

En este contexto, Vía Alerce tiene la oportunidad de marcar una diferencia, pero su éxito dependerá tanto de su capacidad de gestión como del acompañamiento que reciba por parte de las autoridades y la presión constructiva de la ciudadanía. Punta Arenas merece un transporte público que esté a la altura de sus necesidades, no uno que perpetúe las deficiencias del pasado.  

Este es un momento para construir confianza. Más que promesas, los habitantes de la región necesitan resultados concretos. Que este inicio sea, de verdad, el principio de un transporte público moderno, eficiente y seguro.