Cuando lo posible se impone o se aplica el realismo

En los mil días de la guerra entre Rusia y Ucrania, el mundo nunca estuvo tan cerca de un estallido global como ahora. Lo resumió, en tono realista, el Presidente francés, Emmanuel Macron, cuando habló en nuestro Congreso en Valparaíso, de “un mundo fragmentado”.

Un poco antes, el martes 19 de noviembre, seis ministros de Relaciones Exteriores de Europa, expresaron su profunda preocupación. “Conscientes de que nuestra seguridad común se enfrenta a los mayores desafíos que hayamos presenciado en nuestras vidas. Rusia está atacando sistemáticamente la arquitectura de seguridad europea… En su guerra de agresión contra Ucrania, Rusia ha asesinado a muchos miles de personas y ha violado repetidamente el derecho internacional”. 

Los ministros de Francia, Alemania, Italia, Polonia, España y Reino Unido denunciaron “el temerario revisionismo de Rusia y su constante negativa a detener la agresión y entablar conversaciones significativas suponen un desafío para la paz, la libertad y la prosperidad en el continente europeo y en el espacio transatlántico.

“La guerra en Ucrania entra en su cuarto invierno y las primeras nevadas cubren los campos sembrados de cadáveres, resumió The New York Times, la situación sólo se complica para las fuerzas ucranianas. Oleksandr Syrsky, máximo comandante militar de Ucrania, dijo recientemente que sus fuerzas estaban luchando para frenar a ‘una de las ofensivas rusas más poderosas… ’”.

Después de varios meses de insistir en vano, Ucrania recibió un importante respaldo de Estados Unidos que le dio autorización para utilizar los misiles balísticos ATACMS (Army Tactical Missile System) que le permiten alcanzar objetivos dentro de Rusia. El primer ataque fue contra un depósito de municiones.

Dos días después, el régimen de Moscú lanzó un poderoso misil contra la ciudad de Dnipro. Ucrania afirmó que Rusia había utilizado un misil balístico intercontinental con un alcance de 5.800 km y capacidad para 800 kg nucleares. Junto con la amenaza contra los países que ayuden a Ucrania esta arma representa una escalada significativa.

El anuncio de Biden se entiende como un deseo de su gobierno de dejar a Ucrania en las mejores condiciones posibles antes que el aislacionista Donald Trump vuelva a la Casa Blanca en dos meses más..

The New York Times calificó los hechos como “un frenesí de actividad diplomática en todo el mundo”. Y, comentó además que “en ningún lugar esas decisiones se sentirán más agudamente que en el frente, donde los asediados soldados ucranianos están en medio de una defensa feroz y sangrienta de su tierra”.

Esta preocupación se planteó nítidamente en la declaración de los ministros de Relaciones Exteriores citada al comienzo. Señalaron: “Estamos convencidos de que este es el momento de actuar para garantizar que nuestros ciudadanos vivan en paz, libertad y prosperidad. Para ello será fundamental conseguir una mayor integración entre los Estados miembros de la Unión Europea… Consideramos que estamos además ante una oportunidad única para reforzar los pilares de nuestras relaciones transatlánticas con los Estados Unidos de América, reforzando la Otan y garantizando un reparto equitativo de las cargas dentro de la Alianza”.

En nuestro país, el Presidente Macron destacó que “Chile abrió la vía aportando ayuda humanitaria a civiles ucranianos que eran víctimas del ejército ruso. Llamo a los dirigentes de América Latina que hagan lo mismo”.