Frente al busto del cardenal Samoré, Punta Arenas celebró el hito de hermandad

En una ceremonia cargada de solemnidad y significado, este domingo en Punta Arenas se celebraron los 40 años del Tratado de Paz y Amistad firmado entre Chile y Argentina, un acuerdo histórico que evitó un conflicto armado y reafirmó la hermandad entre ambas naciones. El acto tuvo lugar en la Avenida Colón, frente al monumento en honor al cardenal Antonio Samoré, cuya figura fue clave en la resolución de este conflicto y que durante la jornada de ayer, se le rindió un homenaje.

En su discurso, el gobernador regional Jorge  Flies destacó que este Tratado no sólo resolvió una disputa territorial, sino que construyó un puente de amistad y entendimiento. “Más allá de resolver un conflicto, este Tratado estableció un compromiso de amistad eterna y de paz inalterable entre ambas naciones. Hoy, al mirar atrás, reafirmamos nuestro compromiso con la paz, el entendimiento y la cooperación, enseñando a las generaciones futuras que, cuando existe voluntad, la paz es posible. Un ejemplo de templanza y diplomacia que sigue siendo un faro en tiempos de desafíos globales”, subrayó.

En este sentido la autoridad regional agregó que este “Tratado nos permitió hoy día abrazarnos, no tener heridas abiertas con los hermanos argentinos. En ese aspecto, yo creo que a quienes trabajaron por la paz hace tanto tiempo, particularmente dirigidos por la Iglesia Católica, yo creo que hay que agradecerles que hayan evitado guerra”.

Los testimonios de los veteranos desplegados en la línea fronteriza austral, como Víctor Gálvez Rivera y Santiago Flores Otárola, recordaron los difíciles días previos al acuerdo, cuando las tropas estaban listas para actuar en defensa del país. “Vivíamos de noche y dormíamos de día para no ser detectados. Todo nuestro esfuerzo se centraba en resguardar nuestra soberanía”, compartieron, emocionados al reflexionar sobre el impacto del tratado en sus vidas y en la historia de ambos países.

El cónsul general de Argentina en Punta Arenas, Gustavo Domínguez, agradeció al obispo por haber tenido esta iniciativa “y poder haberme expresado en términos no sólo de lo que siento como argentino, personales, sino también institucionales, de modo que para mí es un momento muy importante en mi vida”. 

La ceremonia también rindió homenaje al cardenal Antonio Samoré, mediador clave en el conflicto, cuya labor incansable y fe en el diálogo permitió alcanzar la paz. Se depositaron ofrendas florales en su memoria y se destacó su legado como un modelo de resolución pacífica en momentos de alta tensión.

El obispo de Magallanes, monseñor Oscar Blanco Martínez, recordó la importancia del compromiso con la paz en su mensaje: “La paz no es sólo la ausencia de guerra, es una labor diaria que nos llama a construir entre nosotros, dejando de lado divisiones. Este Tratado es una lección para el mundo sobre el valor del diálogo y la reconciliación”.

El Tratado de Paz y Amistad de 1984, firmado bajo la mediación del Papa Juan Pablo II y su enviado especial, el cardenal Samoré, evitó una guerra que parecía inminente y sentó las bases para una relación de cooperación y amistad. Desde entonces, Chile y Argentina han trabajado juntos para fortalecer los lazos culturales, económicos y sociales que los unen, demostrando que la diplomacia puede prevalecer sobre la discordia.

La conmemoración concluyó con un llamado al aprendizaje para las nuevas generaciones, como lo apuntó el delegado presidencial José Ruiz: “Este acto es para quienes no vivieron esa época
Es un recordatorio de que el diálogo, la diplomacia y la democracia son herramientas esenciales para construir un futuro de paz”.