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“Tía, me puede prestar un serrucho y un martillo”, le dijo Adalio a una vecina después de matar a Roberto Verdugo

Martes 10 de Diciembre del 2024

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Cada declaración y peritaje que la Fiscalía expone en audiencia incriminan directamente a Adalio Mansilla Quinchamán con el brutal crimen del estudiante Roberto Verdugo, ultimado en enero del año pasado.

En el segundo día de juicio, este lunes continuaron declarando los funcionarios de la Sip de Carabineros que adoptaron el procedimiento, entre ellos el jefe de la unidad, teniente Jaime Telchi.

Con la prueba recopilada, el fiscal Fernando Dobson va encausando el juicio con la intención de establecer la culpabilidad del principal inculpado, Adalio. Y quien fue ayudado por su sobrino, Fabián Peña Mansilla.

La teoría es que fue un homicidio calificado, donde ambos “actuaron a traición y sobreseguro”, y que la víctima “fue brutalmente agredida al interior de la vivienda, recibiendo múltiples golpes de puño en su rostro. Múltiples lesiones cortopunzantes en su cabeza, cuello, cuerpo y extremidades”.

Ese 13 de enero de 2023 Roberto había salido a compartir y bailar con amigos. A las cinco de la mañana regresó a casa, pero a pocos metros de llegar a destino se topó con Adalio y Fabián, quienes estaban en la entrada de la casa de calle Carlos González Yaksic Nº2940, escuchando música y bebiendo alcohol.

Le ofrecieron un trago por 2 mil pesos. La víctima aceptó y al interior terminó sin vida, y con el cuerpo cercenado.

“Es la muerte más horrenda y brutal que cualquier ser humano puede recibir”, afirmó el fiscal el día viernes.

Suboficial de la Sip

El suboficial de la Sip de Carabineros, Gamaliel Vargas Saldivia recordó que ese día estaba de turno y que partieron con un procedimiento policial por una persona lesionada.

De ahí se dirigieron a villa San Ignacio, a la casa del principal inculpado. En ese lugar se entrevistaron con la madre de Adalio, quien les dijo que al interior se encontraba su hijo y que tenía antecedentes de que había matado a una persona. 

“Cuando ingresamos al inmueble el imputado, Adalio, estaba en ropa interior y ensangrentado”, recordó.

Con la información que entregó la mujer se dirigieron al domicilio de calle Carlos González Yacksic Nº2940. Tanto la reja del antejardín como la puerta de calle estaban entreabiertas.

Al mirar hacia el interior vieron que había mucha sangre en el suelo. Gritaron por si alguien necesitaba ayuda. Al no tener respuesta ingresaron, percatándose que la sangre continuaba por todo el pasillo, hasta el final de una dependencia, que era el baño.

En ese momento divisaron al interior el dorso humano de una persona, toda ensangrentada. Así que salieron de inmediato para no alterar el sitio del suceso. Y a las 15,40 horas tomaron contacto con el fiscal de turno (Manuel Soto Basauren), instruyendo que concurrieran los peritos de Labocar y la investigación la realizara la Sip.

Una vecina declaró que ese día estaba a punto de salir. Eran como las 10  de la mañana, cuando ve a un muchacho merodear por la casa. Las características que entregó eran coincidentes con las de Adalio. Como no lo conocía, y pensando que le podía hacer algo al auto, salió a preguntarle qué necesitaba.

Le dice, “tía me puede prestar un serrucho y un martillo”. Ella preguntó dónde vivía y apuntó una casa cercana (Carlos González 2940).

La mujer respondió que solamente tenía un martillo y se lo prestó. 

Al regresar, cerca del mediodía, preguntó en casa si habían ido a devolver un martillo.

En la declaración que Adalio Mansilla entregó a la Sip dijo que el viernes 13 de enero estuvo en esa casa, de propiedad de su hermana, quien vivía con su hijo Fabián, con quien estuvo consumiendo alcohol.

Y que en la madrugada llegó otro sujeto a la casa a pedir “copete”. Le dijo que sí, a cambio de dos mil pesos. Era Roberto. Lo dejaron ingresar y posteriormente vino una supuesta discusión y que el joven se habría puesto “choro”. Ahí Adalio reaccionó violentamente y le enterró un cuchillo en el cuello.

La víctima imploraba a gritos que lo dejaran ir. Y que si era por plata tenía para pasarles. Esto ofuscó aún más a Adalio, porque se suponía que no tenía más que dos mil pesos. Entonces le da otra estocada en el cuello y ahí murió.

Adalio declaró haberse quedado dormido y que al despertar no sabía qué hacer con el cuerpo.

Pensó en ir a comprar un serrucho, pero que a esa hora estaba todo cerrado. Así que con una vecina se consiguió un martillo.

Con un cuchillo y un cartonero primero lo degolló. “Ahí quiso meter el cuerpo en un saco o bolso para hacerlo
desaparecer”, nos declaró dijo el suboficial

Al ver que no entraba decidió enterrarlo en el patio. Pero como la pala que había en la casa era muy vieja y el suelo muy duro, porque era rocoso, desistió.

Entonces luego se fue caminando a la casa de su madre, a bañarse, pero al rato llegan los carabineros quienes al verlo que tenía sangre lo llevaron al hospital.

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