Una deuda histórica, una reparación insuficiente
La reciente fórmula anunciada por el Ministerio de Hacienda para saldar la deuda histórica del llamado 4% ha generado indignación entre los pensionados afectados, quienes consideran que esta solución está lejos de ser justa. Según el gobierno, la propuesta limita el pago de reparaciones a aquellos trabajadores que cotizaron por más de seis años bajo ese sistema, estableciendo montos que, en palabras de los propios afectados, son insuficientes y carecen de equidad. No es sorprendente que muchos miembros de la Agrupación del 4% lo califiquen como “una burla”.
Esta situación representa un claro ejemplo de cómo una promesa presidencial se convierte en un gesto vacío al momento de materializarse. Durante años, la deuda histórica del 4% ha sido un emblema de las injusticias sufridas por miles de trabajadores. La anterior solución de parche, la mal llamada “escuela de la vida”, y este nuevo intento han agravado el problema. Así, pese a pagos parciales, la promesa de reparación se entiende reiteradamente postergada.
Ahora, con esta fórmula, se suman nuevos criterios restrictivos que excluyen a un segmento importante de los afectados. Serían unas 3.300 las personas excluidas.
Además, los montos propuestos no sólo son bajos, sino que ignoran el impacto real de los años de sacrificio. Para la Agrupación del 4% este parche no repara ni honra las esperanzas de quienes confiaron en que, finalmente, el Estado cumpliría con su deuda moral.
Es importante recordar que esta deuda no es sólo económica, sino también histórica y social. Resolverla implica cumplir una obligación financiera como reconocer el daño sufrido. La “reparación” anunciada parece olvidar esta dimensión humana.
La solución propuesta también pone en entredicho la credibilidad del actual gobierno y sus compromisos. Si bien es cierto que encontrar una fórmula para saldar una deuda de esta magnitud es complejo, las medidas adoptadas deben nacer desde la empatía y la justicia, no desde la frialdad de los números. Limitar el beneficio y establecer montos simbólicos deja en evidencia la falta de voluntad política para dar una solución integral y satisfactoria.
Para quienes han esperado décadas por justicia, la promesa incumplida de una reparación digna sólo reafirma la desconfianza hacia las instituciones y la clase política.