Anevizar
Mi primera experiencia en la Antártica fue justamente anevizar en el continente blanco, obviamente no siendo el piloto, sino un sorprendido profesor que no sabía cómo un avión tan grande podría sujetarse en la superficie nevada y con hielo, pregunta que se hacen muchos, sabiendo preferentemente en nuestra región lo difícil que es maniobrar un vehículo por las calles de la ciudad cuando este permanece bajo la nieve y el hielo. A mi memoria llegaban las figuras heroicas de Ellsworth, Byrd, Parodi, quienes asociaron a la aventura aérea por el conocimiento y en algunos casos la presencia imperiosa por establecer con rigurosidad la soberanía en el continente antártico. Fueron muchas las acciones por sobrevolar algunas áreas de interés, sobre todo siempre dentro del círculo polar antártico. La figura que sobresale en este ámbito siempre ha sido un amigo de los “magallánicos” y me estoy refiriendo al osado y aventurero contraalmirante norteamericano Richard Evelyn Byrd, quien, a fines de un mes de noviembre, efectuó su histórico vuelo sobre el Polo Sur. La historia se repite en estas lides al igual que los exploradores polares terrestres. Byrd también en sus primeras andanzas polares fueron hacia el Polo Norte que por mucho tiempo y aún hoy día, ha sido cuestionado en el periplo de haber sobrevolado el punto más Boreal, si esto fue cierto o no, con una bitácora con registros borrados por el mismo Byrd.
En realidad, la máxima aventura fue aquella vez que sobrevoló el Polo Sur el año 1929. Byrd tuvo muchos encuentros y desencuentros con su más temido rival, también explorador, pero terrestre, Roald Amundsen, quien con firmeza ante algunas de las consultas de Byrd, este finalmente le dio un buen consejo:
“que se apropie de un buen avión, muchos perros y de los mejores hombres”. Así mismo el contraalmirante Byrd siguió los consejos de Amundsen y mucho más, tanto así que esta expedición pasó a ser la más grande y costosa de la época. En esta expedición el aviador norteamericano consiguió ser el mismo organizador, el que se expresó en su divulgación y lideró constantemente todas las operaciones.
En lo que respecta a nuestras actividades criollas, el primer vuelo de un avión chileno en la Antártica fue realizado el 15 de febrero de 1947, y quien efectuó esta hazaña, fue el teniente primero Arturo Parodi Alíster, en esa oportunidad se utilizó un Vougth Sikorsky OS2U perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile, cuya misión se tradujo en efectuar las primeras observaciones del continente y al mismo tiempo ganar soberanía histórica de los espacios aéreos antárticos.
Cabe hacer notar que este tipo de exploraciones siempre tuvieron componentes no sólo de descubrir nuevos territorios sino también de la mano con la observación rigurosa y prácticas investigativas que se traducían posteriormente en acciones que implicaban en el campo de la investigación. Así durante más de 70 años la Fuerza Aérea de Chile fue completando numerosos hitos polares. El caso de la Armada de Chile con todos los pergaminos de hitos marítimos, también tenía algo que decir desde su aviación naval, ya había efectuado sobrevuelos, pero nunca había “Anevizado” como lo hizo recientemente. La Aeronave P-3 Orión de la aviación naval está sobrevolando la Antártica desde el 5 de diciembre en su campaña “Hielo V” junto al centro de Estudios de Valdivia (CEC), y dentro de sus objetivos después de 5 horas de vuelo desde la ciudad de Punta Arenas, esta aeronave, “anevizó” en la Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión ubicada en la latitud 80 grados Sur, en la Tierra de Ellsworth sobre el Territorio Chileno Antártico. Este hito, uno más de la Armada de Chile en su labor en la Antártica es considerada la primera vez que un avión de la Armada se posa en la denominada Antártica Profunda, dando para Chile una connotación contundente de presencia de nuestro país en el continente antártico, emulando las actividades de Byrd que estando en Punta Arenas fue acompañado por oficiales de la Armada de Chile, incluido un homenaje en nuestro recinto hípico de la época y que pudo compartir sus tres objetivos principales en sus expediciones antárticas y que no están alejados con los objetivos actuales: aumentar el conocimiento científico, explorar el interior de la Antártica profunda y sus hielos, y quizás un tercer futuro objetivo… llegar finalmente como lo hizo Byrd
arribar al Polo Sur.