Las políticas que sirven a los adultos mayores
Estamos llegando al término de un año que ha iniciado un nuevo ciclo electoral, donde la comunidad tiene la oportunidad de conversar y plantearle a los candidatos sus necesidades y requerimientos. Pero también es una oportunidad para recordar qué se les ha pedido y cómo han respondido al pueblo. Es la parte del ejercicio electoral que debemos hacer los que votamos: qué hemos pedido o en qué nos han cumplido.
Quienes hemos estado del lado de los que pedimos más y mejores políticas públicas para los mayores por ejemplo, o más desarrollo regional y un enfoque regionalista de las políticas que -como país- se han puesto en práctica en el territorio; tenemos que hacernos estas preguntas antes de votar.
Desde el punto de vista de los requerimientos de los mayores, hace bastante tiempo que los gobiernos nacionales y regionales han estado al debe. Una parte importante de estas falencias tiene que ver con el desarrollo social de los mayores. De cómo después de la jubilación o en la etapa de descanso de las tareas diarias, participan de organizaciones comunitarias y sociales. De cómo se mantienen activos y participativos en comunidad.
¿Lo ideal? Que sectorialmente exista una oferta de talleres y actividades, de tal forma que los mayores se vean en la necesidad de elegir una o dos actividades semanales o bien diariamente una distinta; ojalá muy cercano a sus domicilios o en lugares de fácil acceso para no limitar su desarrollo.
Lo que hoy se oferta requiere ser ampliado y cubierto en mayor intensidad, esto debe coordinarse localmente y monitorearse por los equipos comunales, para que se vaya ampliando y redireccionando cada año. Actualmente se ofrecen actividades y el que puede y alcanza se incorpora, pero hay un grupo importante que no está accediendo. La oferta debe ampliarse, multiplicarse y coordinarse adecuadamente para que se sea más efectiva y abarque a la mayor parte de ellos.
Hay otro grupo de mayores que estando bien en cuanto a salud, debido a las patologías que padecen, son frágiles y en cualquier momento puede comprometerse su estado de bienestar. En ellos no basta con ocupar su tiempo libre y desarrollar actividades sociales, se requiere intervenir de otra manera e intensidad, son los que se benefician de los centros diurnos; en que además debe haber una preocupación más allá de lo social o relacional, ligada a la salud física y mental de esos mayores. Se requiere un enfoque en ambos sentidos y por ello se precisa de centros más especializados y profesionales. Son cerca del 30% de la población adulta mayor de un territorio. Y es este grupo el que debe intervenirse muy guiadamente, hay que buscarlos entre los que aparentan estar bien, pero que potencialmente pueden tener problemas.
Un último grupo son los que presentan deterioros importantes en su estado de salud, que los hace dependientes y con altos requerimientos en cuidados y atenciones, que hacen que se tensionen sus sistemas sociales de cuidados. Este trabajo está siendo asumido por los equipos de atención domiciliaria comunal. Pero revisando las cifras de población y lo que hay que cubrir, llegamos a la triste realidad que no se alcanza a suplir todas las necesidades en una comunidad. Por lo que se le pide a las políticas públicas que sean más intensas y más equipos trabajen localmente para cubrir todos estos requerimientos.
En Magallanes -comparativamente- hay más mayores que el promedio nacional, eso ya debiera ser una alerta para trabajar más en esta área. Pero la característica principal de nuestra población mayor es la alta carga de enfermedades crónicas asociadas al envejecer. O sea potencialmente son situaciones que harán explosión, en la forma de mayores requerimientos que los que se brindan socialmente. Y esa es la falta del sistema local de atención a mayores. Falta un trabajo y enfoque en lo social y en salud más integral. Obviamente que también faltan profesionales y especialistas en estos enfoques. Pero si no se empieza a trabajar no se va a poder dimensionar la brecha que existe y que se va ampliando en el tiempo.
Seguir haciendo lo mismo cada año es esconder la cabeza como el avestruz. Felicitarse por lo que se hace y no planificar el siguiente paso es una demora que amplía la problemática. Las necesidades de hoy se deberían implementar ayer. Es un retraso que va perjudicando a muchos mayores.
En esta época electoral que se avecina, donde como comunidad debemos ser escuchados, es necesario plantear estas necesidades de nuestra población mayor. No se puede seguir haciendo año a año lo mismo, es más fácil; pero un camino que lleva a mayores problemas en salud y en lo social que el sistema ya no es capaz de resistir. El tiempo de hacer algo es hoy, no mañana.