¿Existe un compromiso real con la eliminación de la violencia?

Andrea Bluck Muñoz,
Dirección de Género y Equidad Umag

El pasado 25 de noviembre se conmemoró un nuevo día internacional de eliminación de la violencia hacia las mujeres, la fecha corresponde al día en el que asesinaron a las hermanas Mirabal, pero olvidamos que para la eliminación de este tipo de violencia se requiere de actividades de educación, sensibilización, concientización y capacitación de forma continua y permanente, no basta con la realización de una actividad en una fecha en particular; debemos generar cambios estructurales en nuestra comunidad para que no existan más casos como los leídos en los medios de comunicación nacionales y regionales.

Las últimas noticias nacionales y regionales en estos temas han vuelto a poner en la discusión pública un tema del que nos han enseñado a no hablar: el acoso laboral, los delitos sexuales y todos los otros tipos de violencia de género que rodean estos ámbitos.

Existe resistencia a interponer una denuncia porque existe miedo a perder la fuente laboral que sirve de sustento económico; escenarios normalizados por nuestra sociedad junto con el cuestionamiento y castigo moral hacia quienes han sufrido estas situaciones; cuestionamientos sociales y comunicacionales que transforman estos temas en tabú.

Lamentablemente todos estos miedos se han visto justificados en los casos mediáticos del último tiempo, se ha mostrado cómo las instituciones no son capaces de dar respuesta con investigaciones eficientes y eficaces; que hay represalias a la acción de denunciar; e incluso justifican conversaciones privadas entre gente cercana al denunciado y la denunciante “para cuidar el buen clima laboral” demostrando que no se logra visualizar que es un escenario revictimizante e intimidatorio, sin siquiera mencionar que cuando hablamos de instituciones públicas además se deja de manifiesto que la obligación legal del secreto del proceso de investigación se ha visto vulnerada.

Vemos en el actuar de las distintas instituciones que estos compromisos publicados quedan meramente en palabras y que al momento es que es requerido tomar acciones reales en pos de la erradicación de los distintos tipos de violencia existe una permanente negativa o en el mejor de los casos una omisión y silencio sepulcral; no es posible dentro de estos espacios realizar introspecciones sobre cómo nos relacionamos con las otras personas o algún tipo de revisión del actuar de los cargos directivos o jefaturas a fin de poder identificar si se han ejercido actos de violencia para poder generar las modificaciones necesarias y concientizar sobre la importancia de espacios libres de violencia.

La violencia existe y los números lo confirman, en el mundo se comete un femicidio cada 10 minutos, en Chile durante el 2024 tuvimos 42 femicidios consumados y otros 266 en calidad de frustrados, es decir que cada 36 horas se intentó matar a una mujer; cada 28 minutos se produce una agresión sexual en nuestro país, y el 90% de quienes lo viven son mujeres. Los números no mienten, los femicidios consumados se han mantenido estables en el tiempo, pero los femicidios frustrados se han aumentado exponencialmente en los últimos años siendo nuestra región la que cuenta con las cifras más altas a nivel nacional en proporción a su población.

Eliminar la violencia en contra de la mujer es trabajo de todas las personas, e implica un compromiso serio y consciente que no puede corresponder solamente a un Ministerio, un Servicio, un grupo de personas dentro del espacio laboral. Mientras no se internalice esto seguirán existiendo casos de violencia y los compromisos que se puedan adoptar no quedan más que en una linda y vacía declaración.