Necrológicas

– José Liborio Belquén Barrientos

– Luis Fernando Pérez Zúñiga

La entrega tendrá lugar en la eucarístia del 31 de diciembre

Patricio Riquelme Valdés recibirá el Premio por la Paz

Sábado 28 de Diciembre del 2024

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  • La Iglesia Católica entrega este reconocimiento desde 1994 y el primero en recibirlo fue José Ruiz Di Giorgio, quien en ese entonces era senador.

 

La Diócesis de Punta Arenas hará entrega del Premio por la Paz 2024 al vecino magallánico Patricio Riquelme Valdés (87), destacando una vida profundamente comprometida con la fe, la comunidad y la promoción de la paz. Este reconocimiento, que será entregado el próximo 31 de diciembre durante la misa de las 19 horas en la Catedral de Punta Arenas, honra a un hombre que, desde la humildad y el servicio, ha sido un pilar en la construcción de la vida social y eclesial en Magallanes.

El Premio por la Paz de Punta Arenas es un reconocimiento que entrega la Iglesia Católica de Magallanes cada 31 de diciembre para reconocer a personas que han realizado acciones destacadas en favor de la paz. La Diósesis de Punta Arenas entrega este reconocimiento desde 1994 y el primero en recibirlo fue José Ruiz Di Giorgio, quien en ese momento era senador y que recientemente fue homenajeado por su labor sindical. 

Una trayectoria que
cruza generaciones

Nacido en Santiago en 1937, Patricio Riquelme creció en un hogar marcado por la fe católica, un principio que guiaría toda su vida. Su carrera profesional inició en circunstancias adversas tras el terremoto de Valdivia de 1960, cuando, como joven ingeniero, trabajó en la reconstrucción de zonas devastadas. Esta experiencia temprana forjó en él un carácter resiliente y comprometido con el bien común.

En 1965, llegó a Punta Arenas como funcionario del Ministerio de Obras Públicas, donde asumió la Dirección de Aeropuertos. A lo largo de 46 años de servicio, no sólo contribuyó al desarrollo de la infraestructura aeroportuaria de la región, sino que se convirtió en un referente de dedicación y ética profesional. Este periodo marcó el inicio de su profunda relación con la comunidad magallánica, que se convirtió en su hogar definitivo.

Desde su llegada a la región, Riquelme no sólo se dedicó a su labor profesional, sino que también se integró activamente a la vida eclesial. Junto a su esposa Nora Fagerstrom Fuentes, se unió a la Comunidad Espíritu Santo en la población Fitz Roy, participando en una de las primeras Comunidades de Base de la Iglesia local, una experiencia que describió como transformadora. Más tarde, en la década de 1980, asumió roles destacados en la Parroquia Catedral y en el Centro de Padres del Liceo María Auxiliadora, siendo su presidente durante varios años.

Uno de los momentos más significativos en su vida fue la organización de la histórica visita del Papa Juan Pablo II a Punta Arenas en 1987. Encargado tanto por la Iglesia como por el gobierno regional, su labor requirió una coordinación impecable en un contexto político y social marcado por tensiones. “La visita del Papa fue inolvidable y el desafío más complejo que he enfrentado. Tuve que interactuar con instituciones con las que nunca había trabajado, como Carabineros, pero todo fluyó gracias a la confianza del Padre Obispo Tomás y al apoyo de muchas personas. Una anécdota que siempre recuerdo es cuando, en una reunión, un carabinero me pidió permiso para rezar. Ese gesto me dejó profundamente marcado”.

Este evento, que reunió a miles de personas, no sólo fue un éxito logístico, sino también un símbolo de unidad y esperanza en tiempos difíciles.

Más allá de su labor profesional y eclesial, Riquelme ha sido un promotor incansable de la cultura regional. A través de programas como “Te invito a la ópera” y “Música, maestro”, transmitidos por el canal de televisión de la Umag, ha compartido con la comunidad su amor por la música y el arte, dejando una impronta cultural que trasciende generaciones.

El reconocimiento

El obispo Oscar Blanco resaltó la importancia de este galardón y el ejemplo que representa Patricio Riquelme para la comunidad: “Don Patricio es una gran persona, un testimonio de cómo debemos vivir nuestra vida cristiana y humana. Su contribución a la Iglesia, a su familia y a la sociedad lo hace merecedor de este premio, especialmente en un año que conmemora los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina.”

Al recibir la noticia, el vecino magallánico expresó con sencillez: “Este reconocimiento me llena de sano orgullo, pero no es una tarea personal. Mi familia, mis amigos y muchas personas han sido parte de este camino. Nunca he buscado premios; lo que he hecho ha nacido de mi corazón”.

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