“El crimen del Cerro de la Cruz” Vieja Patagonia Ediciones (Manuel Zorrilla-Julio Collado)
Tal vez sea uno de los hechos de sangre más recordados en la historia de Punta Arenas. El 5 de octubre de 1923 entre las 22 y 23 horas -cuando nuestra ciudad tenía 25.000 habitantes- Claudio Dorrego Silva, ex–practicante de la Armada de Chile y Abelardo de la Puente Flores, comerciante, llegaron hasta el negocio de Arturo Díaz Navarro, ubicado en la esquina de las calles Waldo Seguel y Peruana (actual Arauco). Los visitantes sabían de la existencia de un dinero en poder de Díaz, producto de la venta de una propiedad. Previo a cumplir su cometido principal, apuñalan y dan muerte al dueño de casa, su esposa Melania Bahamóndez y sus dos hijas Luzmira y Lidia de 10 y 8 años, respectivamente. Salvaron con vida los otros dos hijos menores del matrimonio que dormían en sus cunas (Arturo de 4 años y Georgina de 1 año de edad). La comunidad en pleno repudió el hecho y concurrió masivamente a los funerales de las víctimas y la policía en breve tiempo ubicó a los culpables que fueron a dar a la cárcel. Dorrego murió a manos de un gendarme, luego de un ataque de locura en que intentó asesinar a su cómplice. Cinco años después, éste último se transforma en el único fusilado que se registra en la antigua cárcel de Punta Arenas, luego de aplicársele la pena máxima de ese entonces. Acotemos que la pena de muerte estuvo vigente en Chile entre los años 1875 y 2001, en ese período 58 personas fueron sentenciadas a enfrentar el pelotón de fusileros.
Lo anteriormente expuesto es una apretada síntesis de este suceso que -como señalamos- caló hondo en la memoria magallánica, a tal punto que por ejemplo, quienes hoy circulamos por nuestra sexta década de vida, nos inquietábamos ante la sola mención del Cerro de la Cruz. Para nosotros, lo que realmente había pasado en ese sector hacía medio siglo, se perdía en la natural tergiversación que afecta a aquello que se transmite de boca en boca, y así el hecho adquiría visos de mito y leyenda.
El texto que hoy reseñamos constituye un gran aporte en favor de la verdad histórica. Se trata de la reedición de un libro publicado hace cien años en nuestra ciudad, en 1924, con el título precisamente de “El crimen del Cerro de la Cruz”. Dicha edición no señala el nombre de sus autores, no obstante, el periodista Carlos Vega Delgado en su investigación de 1995, señala que estos son los también periodistas Manuel Zorrilla y Julio Collado (Vega Delgado, “El crimen del Cerro de la Cruz”, Punta Arenas, 1995).
En la introducción al texto original, sus autores señalan: “Entregamos al público, con el presente folleto, la narración cronológica y verídica del horroroso crimen del Cerro de la Cruz, perpetrado en Punta Arenas entre el 10 y 11 de la noche del viernes 5 de octubre de 1923, y que costara la vida a un modesto hombre de negocios, don Arturo Díaz Navarro, a su esposa doña Melania Bahamóndez y a sus hijas Luzmira y Lidia”. Agregan que, parte de este “folleto” -como denominan a la publicación- lo desarrollaron los diarios de Punta Arenas que rivalizaban por satisfacer la necesidad de información de una comunidad conmocionada e indignada por el suceso.
Vieja Patagonia Ediciones se dio a la tarea de recuperar la publicación original, corrigiendo aspectos menores de estilo y ortografía, agregando notas explicativas, un anexo y editando las imágenes (fotografías) debido a su crudeza; aspectos que exponen en el prólogo. En el mismo prólogo, los actuales editores señalan que este libro es el primero de una editorial, que tiene entre sus propósitos, el rescate de antiguas publicaciones de la Patagonia.
Esta nueva publicación de “El crimen del Cerro de la Cruz” destaca por su gran calidad tipográfica y cuidado trabajo editorial, un buen punto de partida de esta iniciativa de recuperación que emprendió Vieja Patagonia Ediciones.
“El Crimen del Cerro de la Cruz”, Vieja Patagonia Ediciones. 1ª edición (Re edición de texto de 1923). Punta Arenas, Chile, 2024, 132 págs. Dirección Editorial: David Acevedo O. – Alejandro Toro S. Primera edición 1924 (116 págs.).