Periodismo en peligro

Los periodistas estamos acostumbrados a hacer cada año el balance noticioso de los últimos doce meses. Pocas veces -casi nunca, en realidad- se hace un balance del periodismo. Creo que hay motivos más que suficientes para intentarlo.

La revolución de las comunicaciones iniciada a fines del siglo pasado, se ha convertido rápidamente en el mayor desafío para las sociedades democráticas: la adicción a las redes sociales -con su carga de noticias falsas o sin respaldo- hace que muchas personas crean que no necesitan leer el diario o las revistas. Escuchan radio y ven TV pero la información no es su principal interés.

Lo planteó en términos dramáticos, Carlos Peña, abogado, profesor universitario, rector de la Universidad Diego Portales y columnista, en la Cena Anual de la Asociación Nacional de la Prensa, realizada en diciembre en Puerto Varas.

Dijo al recibir el Premio Libertad de Expresión 2024:

“(A la prensa) la necesitamos más que nunca, pero está más amenazada que nunca. En los periodistas, los medios de comunicación y en la prensa en particular, necesita prevalecer una actitud alerta frente a estas amenazas que hoy día padece la libertad de prensa. Porque, si cae la libertad de prensa, si se deteriora, se estropea o se desmiembra; lo que verdaderamente se desmiembra, se estropea y se deteriora, es la democracia”.

Las Escuelas de Periodismo, que tuvieron un boom al retorno de la democracia, ya no son tan apetecidas. Los propios profesionales no muestran mayor interés en su propio quehacer. El Colegio de Periodistas, que se creó bajo la premisa de ayudar a la “dignificación” del periodismo, está en crisis: después de una larga hegemonía comunista, en 2024 se hizo un esfuerzo de recuperación por parte de otros sectores políticos. Avanzaron, pero del total de 550 periodistas habilitados para votar, sólo sufragaron 414. Poco. Muy poco.

Ante este panorama, la única respuesta posible consiste en consolidar la profesión. Por ley, en Chile sólo se pueden denominar periodista quienes tienen el título universitario correspondiente. Pero el ejercicio del periodismo -sobre la base del derecho a la libertad de expresión- es libre.  El resultado es que son pocos los titulados que se interesan en colegiarse y muchos de ellos ejercen como relacionadores públicos o directores de comunicación en empresas o servicios, no en medios digitales o tradicionales: prensa, radio o TV. 

Falta, sobre todo, que el público sea más exigente, en todo sentido: que pida rapidez, buen reporteo, buena redacción y un permanente cuidado ético, es decir, buscar incansablemente la verdad de los hechos.. 

Pero es igualmente necesario que cuidemos mejor el ejercicio en materia informativa. No sabemos cómo será el periodismo a corto o largo plazo. Pero sí sabemos que, actualmente, es un ejercicio peligroso, lleno de riesgos en todo el mundo.

Un total de 54 periodistas y dos colaboradores de medios han sido asesinados, 550 encarcelados y 55 secuestrados en 2024, según el balance anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF). El organismo denunció que se trata de “cifras récord”. Y concluye: “el periodismo paga un precio humano desorbitado en los conflictos y los regímenes opresores”.

Claramente el balance no es bueno.