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Los desafíos de la transición a la universidad

Por Álvaro González Sanzana Domingo 5 de Enero del 2025

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Este lunes 06 de enero se conocen los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (Paes). Al respecto, y más allá de la ansiedad propia de la espera de estos resultados, lo cierto es que este hito relevante se enmarca dentro de un proceso mucho más amplio que se conoce como transición hacia la universidad. ¿En qué consiste esta transición? Según diversos autores, en primer lugar, consiste en un cambio de ambiente de desarrollo cotidiano. En este sentido, el cambio más tradicional es el de pasar de un colegio pequeño y relativamente personalizado a un campus universitario grande y mucho más impersonal. Pero también, especialmente para muchos estudiantes magallánicos, significa vivir solos por primera vez, lejos de sus familias, en una ciudad distinta a las que los vio desarrollarse durante los años de escolaridad. Una transición implica una ruptura o punto de inflexión en la experiencia personal, que supone momentos críticos, de perplejidad, duda e inquietud. En general, los primeros meses dentro de un nuevo ambiente pueden resultar difíciles o más desafiantes en términos cognitivos, emocionales o motivacionales. Al mismo tiempo, esta transición genera acontecimientos de los que surgen retos o desafíos interesantes a superar. Esto demanda energía, confianza personal y necesidad de apoyo social. Vivir una transición, por lo tanto, supone la posibilidad de experimentar dificultades y malestar, es decir, puede considerarse esperable la presencia de momentos de angustia, temor o desagrado en el camino al ajuste. Pero también, y esto es muy importante, vivir una transición supone la posibilidad de experimentar transformaciones liberadoras. Los cambios pueden traer consigo nuevas energías, habilidades, destrezas y formas de ver el mundo más ricas, diversas y complejas. En este sentido, los estudiantes deben saber que transitarán por, a lo menos, tres etapas bien definidas. La primera etapa, llamada encuentro, se asocia a las primeras experiencias que viven los estudiantes dentro de la educación superior, con una experiencia contrastante con respecto a la educación secundaria, en las exigencias académicas, en el equilibrio que perciben entre su vida personal y académica, o las prácticas de evaluación y retroalimentación, entre otras, y todo esto se asocia a una alta incertidumbre en relación a lo que se espera de ellos, tanto académicamente como socialmente, lo cual puede generar ansiedad en ciertos estudiantes. Es por ello que una clave de esta etapa es el desarrollo de la autoconfianza, y la capacidad del estudiante de anticipar el estándar de trabajo requerido y el apoyo que podría necesitar. La segunda etapa, de ajuste, se vincula a los cambios por los que atraviesan los estudiantes durante la transición, en los ámbitos social y académico. El ajuste social se relaciona con las experiencias de interacción que tienen los estudiantes con el entorno social, así como con aquellas que los llevan a sentirse parte de ese entorno. El ajuste académico se vincula con la vivencia de los estudiantes de ajustarse a sus programas de estudio y al modo académico, es decir, el tener que cumplir con las exigencias curriculares y un cierto ritmo de estudio, y desarrollar habilidades académicas específicas en sus disciplinas. Un aspecto relevante sobre el ajuste de los estudiantes en su transición a la educación superior es el desarrollo de la identidad, en términos de su autogestión y adaptación personal a la universidad. La tercera y última etapa, finalmente, que se conoce como estabilización, habitualmente sucede al final del primer o segundo año. Uno de los factores que facilitan la transición es el apoyo de la familia y los amigos. Un segundo factor importante es el apoyo que se recibe de los funcionarios y profesores, lo que se observa en la importancia que el estudiante otorga a acceder a este tipo de apoyo de manera proactiva. Un tercer factor es el rol de los pares estudiantes, ya que se considera que desarrollar relaciones positivas con los compañeros ayuda en el éxito de la adaptación de un estudiante a la universidad, entendiendo como relaciones positivas el hacer amigos que alientan, apoyan y también puedan brindar asistencia académica. 

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