Necrológicas
Pequeño empresario Iván Barría Alvarado logró “revivir” su casa y negocio

Con su esfuerzo, calidad humana y mucha ayuda solidaria se sobrepuso a la adversidad

Martes 7 de Enero del 2025

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Un ejemplo de esfuerzo, resiliencia y calidad humana que significó obtener la ayuda de toda la comunidad fueguina, es la que demostró el pequeño empresario porvenireño Iván Barría Alvarado, después que el 4 de mayo del año recién pasado perdiera no sólo su vivienda, en la que vivía con toda su familia (5 personas), sino también su negocio, una frecuentada gomería, en que además de la reparación, ofrecía para la venta decenas de neumáticos de marcas de calidad y productos afines en su abastecido establecimiento.

No fue la única casa incendiada ese día, ya que desde tempranas horas el fuego había partido del inmueble vecino, debido a un corto circuito en un calentador eléctrico, y luego se siniestró la casa de su nuera, al fondo del terreno de Barría y además, por el combate al fuego que realizó con esmero el Cuerpo de Bomberos, se daño una tercera vivienda, de un empleado público.

La primera ayuda que obtuvo, después de la desgracia, fue del municipio fueguino, que destinó maquinaria para remover los escombros y un camión para llevar los restos del destruido hogar. “Justo había recibido neumáticos para ofrecer durante todo el invierno, por lo que ahí había más inversión que el costo de la casa. Por suerte no hubo desgracias personales y desde ese momento comencé a recibir ayuda de mis hermanos, de todo el pueblo, hasta de las distribuidoras que me abastecen”, nos contó don Iván.

La generosa ayuda familiar

“Pensando en qué hacer para volver a trabajar, conté con la ayuda de mi cuñado, que me pasó un contenedor y de la gente del pueblo, con la que compramos máquinas, así que estamos muy agradecidos de la comunidad. Y desde ahí, todo los días no hemos parado trabajando de lunes a domingo, y después Recasur y Salfa nos han dado facilidades para abastecernos y pagar la materia prima destruida”.

“Gracias al contenedor tuvimos un ingreso, y mis cuñados nos construyeron toda la casa sin cobrarnos ni un peso, en 25 días la dejaron armada y con cortafuego, ¡nos ayudaron harto!, no sé cómo agradecerles”, relata con gratitud a sus familiares. Sin embargo, la ayuda del aparato estatal no fue todo lo dadivosa que se esperaba. “Firmamos un contrato por 6 meses de arriendo que nos iba a dar la Delegación Presidencial, pero nos ayudaron un mes no más y cuando fui a buscar el segundo mes, nos dijeron que era uno solo, y de ahí, no nos dieron ninguna otra ayuda”. 

Destacó la colaboración de la ‘muni’ “que el primer día nos pasó las máquinas para remover los escombros y para retirarlos. Una concejala me dijo que nos iban a pasar una casa de emergencia, pero no llegó nunca. Luego, todo ha sido entre nosotros, la venta de neumáticos, el trabajo de gomería en que tengo la ayuda de mi señora y mi nuera. Después de la pérdida ¡no nos quedaba otra que volver a empezar, mientras haya salud, hay que seguir!”.

Sencillez y dedicación

“Una semana después del incendio ya estábamos atendiendo a nuestros clientes, por eso le agradecemos a toda la gente que nos aportó, que nos ayudó en lo que pudo, mis hermanos, cuñados, y todos nos han colaborado. Mis clientes fijos hasta me dejaban una propina más generosa por los trabajos, a veces hasta el doble del costo. Les doy muchas gracias a todos”.

Una muestra de la calidad humana de este emprendedor que antes trabajó en el campo y en la madera, incluso corrió de copiloto de su hijo en un par de pruebas del Gran Premio de la Hermandad. Claro que fue en su “pega”, donde con dedicación y sencillez, conquistó amistades y bien ganada solidaridad.

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