“El Jockey”: Por una cabeza…

Por Guillermo Muñoz Mieres,

periodista

Argentina, 2024

Director: Luis Ortega

Protagonistas: Nahuel Pérez Biscayart, Ursula Corberó, Daniel Giménez Cacho, Mariana di Girolamo

En Disney

El título de esta película argentina contiene cierta ironía con la película “The Jocker” (2018), sobre el archienemigo de Batman también conocido como el Guasón, y aunque no son lo mismo algo tienen de igual, porque el protagonista tiene cierto aire destructivo con el mundo que lo rodea.

Se trata de Remo Manfredini, un jinete de la hípica con cierto renombre de leyenda y que ahora vive en su oscuridad por el consumo de alcohol y sustancias, lo que complica a Rubén Sirena, una especie de Vito Corleone de las carreras de caballos que cree en él porque alguna vez fue lo mejor de lo mejor y por eso ordena a su gente buscarlo donde se encuentre y llevarlo por el buen camino que, en definitiva, es que monte un caballo y corra, pero con tan mala suerte que Remo se desbanda en plena competencia y tras sufrir un accidente, quedar inconsciente en el hospital, logra despertar y huir disfrazado casi de mujer.

La película está dirigida por Luis Ortega, de quién ya conocimos “El Angel” (2019), que tuvo un breve paso por Punta Arenas, y donde narraba la historia de un veinteañero que se vuelve ladrón y psicópata en la Argentina de los 70.

Y ahora Ortega despliega un relato donde lo más llamativo es su puesta en escena construida plano a plano con imágenes casi estáticas y dónde el contraste de colores le dan un tono hiperrealista que es imposible no disfrutar y cuya explicación puede estar en que su director de fotografía es el mismo del cineasta finlandés Aki Kaurismaki. Y si de influencias se trata, no es difícil descubrir entre tanto preciosismo visual a Stanley Kubrick, el sarcasmo de Pedro Almodóvar, la forma de describir la estupidez de los hermanos Coen y, sobre todo en su tono surrealista, pero a la manera de cada uno, al cine de Luis Buñuel y David Lynch.

En lo argentino recuerda a “Gatica el mono” (1993) de Leonarfo Favio y “Sur” (1988) de Pino Solanas; por allí es inevitable no identificar con humor un tributo a “El Padrino” (1972) con una guagua en vez de un gato; y al cine de Quentin Tarantino con ese reciclaje de hits musicales que marcan el tono moral del momento y que en “El jockey” lo hacen con la banda “Virus”, el recién fallecido cantante Leo Dan y sobre todo Palito Ortega que, nada personal, es el padre del realizador.

Ortega se la juega por los primeros planos de los rostros, especialmente el de Remo que asimila al rostro “carepalo” de otro legendario del cine como es el actor y director Buster Keaton, cuya  inexpresividad no era por simple capricho, sino una forma de ver al mundo. Y por allí le siguen los rostros de su novia Abril, de Sirena y sus “sicarios” y no podía faltar el de una chilena, la actriz Mariana di Girólamo, que interpreta a la jinete Ana.

Y entre tanto, la odisea de Remo avanza plano a plano, escena a escena, y sumando más que restando, sus imágenes por sí solas van contando una historia de transformación sin que apenas nos demos cuenta.