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“Amenaza en el aire”: Arma no tan mortal

Domingo 2 de Febrero del 2025

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Por Guillermo Muñoz Mieres,

 periodista

 

Estados Unidos, 2025

Director: Mel Gibson

Protagonistas: Mark Wahlberg, Michelle Dockery, Topher Grace

En salas de cine de Punta Arenas y Natales

Esta película marca el regreso de Mel Gibson a la dirección, un actor clave del Hollywood de los 80 y 90, ya sea como el policía post-apocalíptico Mad Max o el impulsivo y casi desquiciado Martin Riggs en la saga “Arma Mortal”. A finales del siglo XX, decidió seguir el paso de otros actores y actrices que, además de interpretar, sentían que su camino debía continuar dirigiendo.

Y no le fue mal: a lo largo de una década, desde 1995 hasta 2016, entregó una serie de películas que no dejaron indiferente a nadie. Desde la modesta El hombre sin rostro (1993), hasta llevarse el Oscar a Mejor Película por la épica Corazón valiente (1995), hacer sangrar la pantalla con La pasión de Cristo (2004), trasladarse a la prehistoria americana con Apocalypto (2006), y exaltar el patriotismo individual en Hasta el último hombre (2016), demostrando en cada una de ellas un pulso narrativo que más de seguro aprendió desde la escuela de la actuación, al haber compartido con realizadores de la talla de George Miller (Mad Max, 1979), Peter Weir (Gallipoli, 1981; El año que vivimos en peligro, 1982) y Richard Donner (Arma Mortal, 1987).

Ahora, en “Amenaza en el aire”, Gibson regresa de forma modesta al cine de acción con el relato de la agente policial Harris, quien debe capturar a Winston, un testigo clave contra un líder mafioso, y trasladarlo en una avioneta que deja bastante que desear, acompañada de un piloto algo bruto que no deja de mascar chicle, ni siquiera cuando pierden la señal en medio de las montañas de Alaska.

Y es en esa altura donde todo comienza, porque nos enteramos de que cada uno de los tres tripulantes tiene algo que esconder. Winston lleva el secreto de su delación, la agente Harris recibe la misión como una segunda oportunidad tras un error del pasado, y el piloto parece tener algo extraño en su comportamiento, con huellas sospechosas, pero aún así no deja de mascar chicle.

“Amenaza en el aire” se desarrolla entonces en un espacio cerrado, donde ya no hay mucho que hacer, y eso es lo más atrevido de la película: sus pocos personajes, una avioneta fallida y voces que hablan desde la señal telefónica donde no se sabe quién es quién, pero todo puede ser posible. Esto no es nada nuevo en este tipo de películas, donde el mensaje parece ser que, en la lucha contra el crimen, casi todos tienen un precio para volverse traidores.

La película mezcla comedia y thriller de acción, pero el personaje del testigo es algo torpe para ser tan peligroso. Esto, que se contrapone a la seriedad y el riesgo de la misión, no se sabe si es intencional o el resultado de un mal cálculo, incluidos errores de continuidad en el montaje. Todo lo que ocurre en el trayecto parece demasiado artificioso, manipulador y poco original, como si Mel Gibson estuviera demasiado apurado y complicado por cómo mantener y terminar el relato. Y si Mark Wahlberg quería iniciar una nueva fase en los personajes que ha interpretado, este no es un buen comienzo.

“Amenaza en el aire” es una película cuyo mayor interés radica en pasar el rato con un relato de acción en un ambiente cerrado de solo tres personajes. Y, lo más importante, en ser el retorno de Mel Gibson a la dirección. No es un buen regreso, pero peor es mascar… chicles.

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