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Varios no la entienden

Reforma Previsional: adultos mayores desconocen detalles y creen que no cambiará sus vidas

Viernes 7 de Febrero del 2025

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La Prensa Austral salió a la calle a consultar a los mayores de 65 años cuánto saben de las implicancia de la reciente enmienda de pensiones. 

Marcos Sepúlveda Loyola 

No sé, no la conozco tan bien”, “no me pregunte”, “no entiendo nada” fueron algunas de las declaraciones vertidas por adultos mayores al ser consultados por La Prensa Austral sobre si entienden la Reforma Previsional. El termómetro ciudadano en Magallanes indica que poco y nada conocen sobre esta modificación, que, a juicio del gobierno, ha sido “histórica” y que dio respuesta a una inquietud ciudadana que llevaba más de una década entrampada en el Congreso.

En enero, el Presidente Gabriel Boric dio un golpe a la cátedra al lograr que en menos de un mes el Congreso aprobara una reforma estancada. El magallánico tuvo que ceder varias cosas, como la división de la industria, la reducción de las tablas de mortalidad y realizar una cirugía mayor a las administradoras de fondos de pensiones, a cambio de lograr una mejora en las pensiones futuras y actuales.

El aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU) a $250.000, el aporte del 8,5% (6% irá a ahorro individual y el 1,5% restante será un aporte con rentabilidad diferida) del empleador, el fin de los multifondos y el nuevo seguro social, entre otras modificaciones, son aspectos que las personas de a pie poco y nada conocen.

En el recorrido realizado por este diario, se comprobó que varios adultos mayores se han acercado a la oficina de Chile Atiende ubicada en Jorge Montt. A diario asisten más de 100 personas mayores de 65 años para preguntar sobre las implicancias de este cambio legal.

“Lo único que sé es que aumentó la PGU a $250 mil. No es mucho, pero algo es algo”, señala Miguel Navarro (64 años), quien vende a las afueras del Banco Estado de la Plaza de Armas. Navarro gana $500 mil al mes, sólo ha cotizado 15 años y realizó los tres retiros previsionales. Estima que en sus fondos le quedan un poco más de $8 millones.

Al ser consultado sobre qué hará cuando jubile, señala que seguirá trabajando y que sólo Dios sabe cuántos años de vida le quedan. “Aquí todo el mundo debe seguir trabajando, la jubilación no sirve de mucho”, sentencia Miguel, quien con el dinero que recibe debe mantener a tres personas.

“Tengo que seguir trabajando”

“Soy adulto mayor, tengo que trabajar duro y parejo”, indicó Laura Chacón, quien a sus 68 años debe seguir laborando porque los $300 mil de pensión no le alcanzan para vivir. Valora el aumento de $50 mil, pero señala que esto se esfumará “con lo caro de la carne y el pescado”. “Uno ya no puede sobrevivir mucho”, añade Laura, quien tan solo en arriendo gasta $400 mil. Quedó viuda hace un par de años y recibe ingresos extra vendiendo artesanías en un local en el Centro Artesanal de Punta Arenas, donde también debe pagar arriendo. “Se me hace muy difícil la vida”, indica.

“No soy de derecha ni de izquierda, pero sí pienso que este gobierno es más lento para nuestro sistema”, sentencia al ser consultada sobre su opinión respecto de la administración Boric en materia de adultos mayores.

“No es justo”

Sin la PGU, Judith Núñez (68 años) recibiría una pensión de $111 mil, la cual se eleva hasta los $311 mil gracias al aporte estatal. Al igual que el resto de los consultados, ha visto noticias sobre la aprobación de la Reforma Previsional, aunque, pese a su esfuerzo por comprenderla, no logra entenderla del todo. Sólo sabe que le subirán $50 mil y que con ese incremento podrá pagar algunos servicios básicos, aunque reconoce que con este monto no alcanza para financiar una compra de supermercado.

No considera justa la situación que viven los adultos mayores en Chile después de una vida de trabajo y de postergarse en pro de la crianza de los hijos. Se desempeñó como auxiliar en la Universidad de Magallanes y opina: “No es justo tener que volver a trabajar ocho horas diarias”. Con lo que recibe de pensión, no le alcanza para darse ningún gusto. “Tú empiezas a una edad a vivir con lo que tienes”, sentencia.

“Nadie vive 100 años”

Soledad, quien no quiso dar su apellido, tiene tres críticas sobre el acuerdo de pensiones: que no se haya reducido la tabla de mortalidad, que sigan existiendo las AFP y que “haya letra chica” a la hora de recibir la PGU.

“Nadie vive 100 años”, señala al ser consultada sobre la no reducción en la tabla de mortalidad para calcular las jubilaciones. A su juicio, ésta debería estar más cercana a la esperanza de vida real de la gente. Sobre la no eliminación de las AFP, reconoce que es algo difícil de conseguir y que no es viable un sistema de reparto. “Hay mucha gente mayor jubilada y pocos jóvenes que trabajan”, indica Soledad, quien opina que se debe buscar un sistema mixto y que la edad de jubilación debe subir. “A los 60 años, todavía la mayor parte de la gente puede trabajar”, precisa.

Soledad recibe una pensión cercana a los $350 mil. Señala que ha postulado a la PGU, pero no ha clasificado. “La única explicación que tengo es que pertenezco al 10%. Ni yo lo sabía. Gano menos que el tope y tengo más de 20 años en Chile, que son los otros requisitos”, comenta, un poco ofuscada por la situación. Soledad cotizó más de 35 años y trabajó varios de ellos en el Servicio de Salud Magallanes. Hoy vive en parte de los ahorros que comenzó a juntar cinco años antes de jubilarse. “La jubilación de júbilo tiene poco”, sentencia.

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