Felicidad en la tercera edad
Un estudio publicado a fines del año pasado por un diario nacional revela que el 53% de las personas entre 65 y 74 años declaró sentirse muy o bastante feliz con su vida en general. A diferencia de los jóvenes entre 18 y 25 años en qué solo el 33% se sienten de la misma forma. A la inversa los jóvenes son los más optimistas con el devenir del país y los mayores ven con más pésimo el futuro.
Si bien cuando se es joven hay un mundo por vivir, también son mayores las metas y planes a desarrollar. En cambio, los mayores más jóvenes, los que han completado su periodo laboral, que ya han criado a sus hijos, que ya han alcanzado esas metas vitales obviamente se siente más plenos y felices con lo que han logrado. Es una etapa ya consolidada de las expectativas o bien una aceptación de lo que pudo realizarse en la vida. Por eso, son más conscientes y plenos en su visión de la vida.
En tanto, los problemas del deterioro asociados a la edad, la situación de las pensiones y la expectativa de vida en los mayores, obviamente los hace ser menos optimistas con su futuro. En pocas palabras, están bien con lo que han desarrollado pero miran lo que viene con preocupación. El país y sus sistemas sociales y de salud no aseguran una vejez tranquila o libre de problemas. Por eso, pareciera que a más edad más problemas tiene un mayor. Es el sino de la cuarta edad o la de los mayores de 80 años. De ahí que, en el cruce de edad, se es más benévolo con la vida y más feliz -en definitiva- en la tercera edad, ya que en esa etapa se han consolidado muchos de los afanes que nos motivan vitalmente. Formar familia, criar y educar hijos, tener una vivienda propia y alcanzar bienes que permitan un buen pasar.
Es entonces, en la tercera edad donde se debe trabajar activamente para con estos adultos mayores. Potenciar sus logros y desarrollos, y prepararlos para la etapa que viene, para que la afronten con mejor calidad de vida. Por ejemplo: se aconseja que después de cumplido el rol laboral o si lo mantienen aún, desarrollen otras habilidades o rutinas que le permitan seguir en el hacer y desarrollo o potenciación de sus capacidades personales. Es encontrarle un sentido o significado a lo que realizan cotidianamente. Todo lo que hagan debe tener un enfoque rehabilitador o habilitador de sus potencialidades. De alcanzar el máximo desarrollo. Es una etapa que debe ser guiada por profesionales que trabajen territorialmente y cercanos a los mayores.
Si uno se enfoca en aquellos que describen sus vidas como felices o buenas, podemos señalar que es porque han logrado ciertos roles en su actuar. Mantienen lazos fuertes con familiares y amigos, relevando el rol social que debemos vivir en esta etapa. Aquí es importante ser un activo participante social. No es la etapa de la vida para vivir en soledad. Es el momento de involucrarnos socialmente.
Se sugiere desarrollar algún hobby o actividad recreativa. Es la oportunidad de hacer y ocupar nuestro tiempo libre en las actividades que siempre anhelamos realizar. Es el momento de ejecutar. Ojalá en forma comunitaria o con otros.
La tercera edad es la etapa para asistir a todas las actividades sociales y culturales según nuestras preferencias: grupos de bailes , teatro, etc. Aprender un nuevo oficio o actividad. Ocupar activamente el tiempo libre, esto también implica adquirir nuevos conocimientos o emprender nuevas tareas que siempre quisimos hacer. Escribir, acercarse a grupos literarios o bien aprender a navegar por redes sociales.
Es importante el rol de interactuar con otros y seguir motivando nuestro cerebro con nuevos desafíos o consolidar otros logrados anteriormente. Se trata de bombardear nuestro cerebro con antiguas y nuevas tareas que también van por el lado artístico.
Por eso, es importante que la oferta social para la tercera edad sea amplia y variada en cada comunidad. Que puedan elegir según sus intereses o anhelos. Es lo que los hace más activos y felices.Pero también no debemos descuidar otros aspectos a desarrollar, como potenciar su estado de salud con ejercicio y actividades; mantener los controles médicos y asegurar el cumplimiento de las indicaciones de especialistas. Así como asegurar el apoyo social y potenciar el entorno de vida de cada mayor, logrando un bienestar que los hace más felices y plenos.
La tercera edad puede ser una verdadera edad dorada, siempre y cuando se entreguen las posibilidades a los mayores para tener una vida más plena y activa. Estas tareas complementarán una época de logros y que al seguir activos y en desarrollo los prepara para una cuarta edad de mejor calidad. Es el deber que socialmente tenemos que potenciar; al menos hoy ellos viven más felices que antes, pero tenemos que cambiar su visión menos optimista de lo que viene. Eso se logra trabajando con y para ellos.