Jugando con fuego
Según un informe de la consultora argentina Ad Hoc, de noviembre pasado, “el gobierno de Javier Milei ha logrado imponer un dominio sobre el espacio digital, utilizando las redes para canalizar su mensaje, polarizar a la sociedad y acaparar la agenda pública. A través de un uso estratégico de las plataformas, Milei ha sabido transformar los debates y conflictos en temas virales que le permiten mantenerse en el centro de la discusión política”.
Parecía un escenario perfecto. Pero algo falló. Lo predijo la sicóloga española Carla Crouseilles, reiterando una afirmación que es desde hace siglos un lugar común, “las tecnologías no son buenas ni malas, lo que en realidad hace la diferencia es el uso responsable y el conocimiento que se hace de ellas”.
¿Por qué, entonces, un hombre culto, con títulos universitarios, que ha escalado a una posición de autoridad en una democracia, es capaz de emitir irresponsablemente una opinión que puede significar millones de dólares en ganancias y pérdidas? Es el caso del Presidente argentino quien, en una semana, no pudo entregar una buena razón para explicar su desastrosa recomendación de la cripto moneda $LIBRA.
El fuego es la primera tecnología que manipuló el hombre. Su primer uso controlado se produjo hace más de un millón de años. Pero sólo alrededor del año 7000 A.C. los humanos del Neolítico adquirieron técnicas fiables para manejar el fuego.
En nuestro tiempo, tal como el fuego, las redes sociales pueden ser extremadamente útiles, pero igualmente pueden producir daños catastróficos.
Es lo que demostró el imprudente apoyo del Presidente Milei a una criptomoneda que subió como la espuma y se derrumbó en pocas horas. Dijo que era como ir al casino y perderlo todo, sin derecho a queja. Lo podría haber dicho como futbolista de la Cuarta División de su país o como cantante de bares, que lo fue alguna vez en su vida. Pero, siendo un Jefe de Estado, elegido democráticamente y con título de economista con varios reconocimientos más, su respaldo a la $LIBRA significó un desastre para miles de inversionistas y una advertencia para sus seguidores incondicionales.
El episodio inicial duró menos de cinco horas en la noche del viernes 14 de febrero. Pero sus secuelas no han cesado, incluyendo una compleja entrevista televisiva del presidente con un periodista de confianza: Jonatan Viale.
La entrevista, en una versión sin cortes, mostró a un asesor de confianza, Santiago Caputo, interrumpiendo la conversación tras una respuesta que consideró errónea por parte del Jefe de Estado. El segmento fue eliminado de la versión oficial pero no del video que se subió a YouTube.
Debido al fuerte impacto mediático originado, el periodista Viale salió a dar explicaciones y admitió que le faltó “firmeza” para lidiar con el asesor presidencial. “Yo no soy un periodista militante… No me interesa el periodismo partidario. No hago operaciones porque no me gusta… Trato de hacer el mejor periodismo posible”, sostuvo.
Pero el daño ya estaba hecho. No está claro cómo se recuperará Milei, pese a las buenas proyecciones de la consultora Ad Hoc. O como sobrevivirá su hermana, también salpicada por el escándalo.
Ni tampoco cuál será el juicio sobre el periodismo argentino que por años fue considerado de los mejores en el continente.