Sed de negocios: cuando el tamaño no importa
A la lista de misterios sin resolver en Punta Arenas, se suma una pregunta cuya respuesta no hay economista de Harvard que pueda explicar: ¿por qué una lata de bebida cuesta más que una botella de litro y medio en cierta panadería de nombre celestial?
Sí, así como lo lee. En esta conocida cadena de panadería, una lata de bebida cuesta la módica suma de $1.990, mientras que las botellas de 1,5 litros, se venden hasta $2.000 ¡más baratas!
¿Milagro económico? O, más bien, una sutil trampa para los que piden su comida sentados en vez de “al paso” desde el mesón.
Porque claro, los vivos van al mostrador, chequean los precios y se llevan su bebida tamaño familiar por menos plata. Pero los desprevenidos (o los que confían demasiado en la lógica comercial) piden su lata bien heladita desde la mesa y, sin darse cuenta, terminan pagando más por menos. Una especie de impuesto a la comodidad.
Así que ya sabe, si le da sed mientras disfruta su pancito, mire bien antes de pedir. Porque en esta ciudad hay cosas caras, como este absurdo precio que más que desafiar las leyes de la economía, desafía las leyes del sentido común.