Necrológicas
  • Blanca Estela González Vidal

Los recuerdos de Eliseo Salazar en la Fórmula 1

Lunes 3 de Marzo del 2025

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Eliseo Salazar (70 años) sigue siendo el único piloto chileno en llegar a la Fórmula Uno, la cúspide del automovilismo. El nacido en Santiago corrió 12 Grandes Premios desde 1981 a 1983 y con cuatro escuderías distintas.

Salazar, formado en Argentina, brindó una larga entrevista en la que contó sus mejores anécdotas y donde explicó por qué nunca otro chileno pudo llegar a la máxima categoría.

“Hice toda mi carrera en Argentina, salí campeón en Fórmula 4 y aprendí mucho para llegar a la Fórmula 1; ser el único chileno después de un argentino y brasileño. Después nos siguieron un par de colombianos y un venezolano en aquel momento. Estamos en ese grupo privilegiado entre los alrededor de 800 pilotos en la historia que llegaron a lo máximo”, partió contando a Infobae.

Salazar llegó a Buenos Aires con apenas 20 años a participar de un curso de pilotos. Luego de eso, debutó en la Fórmula 4. “Corrí con el Avante preparado por Enrique Scalabroni. Eran 120 autos por carrera, con series, clasificación y hasta un repechaje para la final”.

“Ahí aprendí mucho de técnicas para competir en carrera. Al tercer año pude ser campeón en 1978. Le ganamos a Tulio Crespi, que tenía la hegemonía de los monopostos y es una persona muy importante para el automovilismo argentino”.

Salto a Europa

Consagrarse en la F-4 fue clave para poder dar el salto a Europa: “Corrí en la Fórmula 3 en una época en la que había muchos pilotos que llegaron a la F-1, como Nigel Mansell, Stefan Johansson, Chico Serra, Andrea de Cesaris y Roberto Guerrero, entre otros”.

“Pude lograr varios ‘top cinco’ y luego corrí en la Fórmula Aurora, que era una categoría con coches de F-1 de años anteriores, y ahí gané carreras en Silverstone y en Thruxton. Eso me hizo conocido en Chile y me catapultó a la F-1”.

Luego llegó a la F-1, en 1981: “Estuve primero como compañero de Derek Daly en March, con un auto que no funcionaba muy bien. En ese tiempo había 32 autos y largaban 24. Era complicado clasificar y después estuve en Ensign. De ahí logré un sexto puesto y pude sumar un punto (en Países Bajos). En ese momento era el último lugar que otorgaba puntos”.

“Al año siguiente estuve en ATS. Sacamos un quinto y un noveno puesto. Después vino un poco toda la debacle económica de Sudamérica y en Chile. Los bancos quebraron, no tuvimos ningún sponsor y lamentablemente se terminó esa parte de la aventura”.

Pelea con Piquet

Recuerda su anécdota con el brasileño Nelson Piquet en un GP en Alemania, en 1982. El entrevero fue fuerte, con golpes de puño. Todo por un toque del chileno cuando Piquet le iba a sacar una vuelta.

“Esa historia es más larga, porque cuando yo llegué a la Fórmula 3 en Inglaterra dije en Chile ‘quiero ser como Nelson’, porque él, de la Fórmula 3 Inglesa pasó directo a la F-1”.

Un día yo estaba haciendo dedo y ahí lo conocí. Me llevó al equipo Ralt, que era el mismo en el que él había corrido. Nos hicimos amigos. La primera vez en mi vida que comí en un McDonald’s fue con Nelson”.

“Es una persona que me ayudó mucho. Cuando pasó lo de Hockenheim, yo lo único que quería era darle el paso, pero no nos entendimos. Fue algo que duró cinco minutos. No me saqué el casco para que no pasara a mayores. Seguimos siendo muy amigos. Cuando Nelsinho Piquet corrió en la Fórmula E estuvo en mi casa”, cuenta.

Salazar también destaca que estuvo en el IndyCar y el Dakar. Incluso corrió las cuatro carreras más importantes del mundo: Gran Premio de Mónaco, las 500 Millas de Indianápolis, las 24 Horas de Le Mans y el Rally Dakar.

Peligrosos

También recuerda lo hostil que eran las carreras en esos años en la F-1. “Los circuitos eran peligrosos. En 1982 éramos 30/32 pilotos y prácticamente tres murieron ese año. A Villeneuve (Gilles) lo vi doblar una curva a la izquierda y 100 metros adelante vi su Ferrari volar. Luego lo vi ahí tirado en el piso. Faltaban siete minutos para terminar la clasificación”.

“Después, Paletti (Riccardo), que estaba al lado mío en la grilla. Largamos 21º y 22º. El partió por el lado donde se había quedado parada la Ferrari de Pironi (Didier) y lo impactó de lleno. Incluso me tocó a mí. Murió ahí al lado. Yo pude largar la carrera porque no había clasificado mi compañero de equipo, Manfred Winkelhock y arranqué una hora después con el auto de él”.

“Y Pironi, que no murió, pero prácticamente se retiró del automovilismo con ese accidente en Hockenheim, luego murió en un accidente de lancha. El 10 por ciento de los pilotos tenían accidentes fatales. Hoy, afortunadamente, todo cambió y el automovilismo es mucho más seguro”.

Salazar también narra lo difícil que era autogestionar todo en la F-1 cuando los sponsors escaseaban. “Hoy los muchachos tienen sus managers, sus fisioterapeutas. Nosotros teníamos que hacerlo todo solos. Me acuerdo que cuando me cambié del equipo March a Ensign fui directamente a la oficina de Bernie Ecclestone, en un penthouse al lado del río Támesis”.

“Después, negociando, casi llegué al equipo Lotus, pero eventualmente prefirieron a Nigel Mansell, más allá de que hice una prueba en la que anduve mejor. Hoy la F-1 está en un pico de popularidad absoluta que nunca en la historia la ha tenido”.

Epocas distintas

“Ha ayudado lo que hecho por Liberty (dueña de la F-1) y lo que ha sido la serie de Netflix, pero en mi época era mucho más complicado, pero no quiero caer en eso de que ‘los tiempos pasados fueron mejores’. Era distinto, más sacrificado”.

“Los autos tenían caja de cambios en ‘H’ y hoy en día es más fácil, pero en ningún caso quiero quitarles mérito a lo que hacen los actuales pilotos”.

Consultado sobre el por qué nunca otro chileno pudo llegar a la F-1, Salazar es claro. “Es difícil decirlo sin caer en que no hubo otro con el talento, la perseverancia o el sacrificio de hacerlo. Creo que no se dio esa combinación. Nosotros decimos en Chile que hay que tener una ‘carbonada perfecta’ con varios ingredientes que no se han dado”.

“Hay algunos chicos que están intentando, pero para mi gusto, equivocadamente con prototipos, en el LMP-2 o en otras categorías en las que no están los puntos para la Superlicencia”.

“En mi tiempo no había puntos de la Superlicencia, pero prácticamente hice el mismo camino que se requiere hoy: F-4, F-3, F-2, y la F-1 Británica o la Aurora”.

“Ese es el camino que hay que hacer en monoplazas. Hay que empezar en F-4 y hoy Brasil tomó un buen camino y tiene su propia F-4, y eso les permite a los chicos de su país o de la región poder competir con el mismo auto que hoy está en Europa”.

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