El exhaustivo proceso de reparación de flota de buses que dejó en evidencia las malas prácticas en el sistema de locomoción pública
Lucas Ulloa Intveen
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Comenzó marzo y las críticas hacia el Ministerio de Transportes se han intensificado. El tema fue repasado una vez más en la pasada sesión del Consejo Regional de Magallanes, incluyendo duras críticas vertidas por el gobernador regional, quien calificó como “impresentable” la gestión de la cartera regional de Transportes. Se acordó invitar al seremi de Transportes, Alejandro Goich, para una próxima sesión. En tanto, en la siguiente nota conversamos con Vía Alerce, los actuales operadores que tomaron el “fierro caliente” dejado por Ascendal.
“No era un fierro caliente, estaba al rojo vivo”, grafica Jaime Fierro, representante legal de Vía Alerce, sobre la complejidad del problema que les tocó asumir. Los antiguos operadores, Ascendal, que mantienen el contrato de provisión de flota, entregaron poco más de 30 buses cuando dejaron de administrar la locomoción pública de Punta Arenas. La revisión mecánica inicial de Vía Alerce en la flota dejó entrever lo complejo del desafío, puesto que las condiciones en que se encontraban las máquinas, tanto las “operativas” como las que esperaban reparaciones, eran completamente deficientes e incluso peligrosas.
El desafío de poner nuevamente en marcha una flota con una cantidad de máquinas operativas era, por tanto, monumental. El diagnóstico inicial realizado por la empresa apuntaba a que alrededor de 60% de los repuestos no se encuentra en Chile, sino en Brasil, país de donde provienen los buses, lo que implica una logística adicional que requiere de tiempo. Más específicamente, alrededor de 3 meses es lo que demora la importación de estas partes, dependiendo del fabricante, que se requieren para una reparación estructural. Esta semana llegó el primer container con el primer cargamento de piezas para este fin, luego de que las primeras órdenes de compra fueran despachadas a fines de diciembre.
Proceso de reparación de flota
En ese sentido, estos tres meses que estuvieron viajando las piezas, el trabajo de reparación y mantenimiento se concentró en otros focos. El énfasis principal de la empresa es contar con la mayor cantidad para las horas punta. “Las horas punta las estamos reforzando con una frecuencia de 20 minutos en cada línea, lo mínimo. La línea 8 la estamos reforzando actualmente con 4 buses por hora, o sea, trabajando con una frecuencia de 15 minutos”, explica Alejandro Lee, asesor tecnológico de Vía Alerce. “La frecuencia se está concentrando en las horas punta y nuestra meta en marzo es cubrir las horas valle”, añade.
Para alcanzar la meta propuesta, el verano contó con una baja sustancial de micros recorriendo las calles. “La reparación que hicimos en enero y febrero fue netamente para mantener una flota disponible, que es la que hoy se ven en las calles. Si no fuese por eso, estaríamos como en el verano, que operábamos un bus cada 60 minutos. Pero fue porque necesitábamos los buses parados para iniciar las reparaciones”, explican desde Vía Alerce.
De este modo, mientras se esperaban los repuestos, se fueron quitando piezas de algunas micros que tenían las partes necesarias y así realizando enroques para habilitar una flota base. “Sino, no habríamos tenido flota operativa”, puntualiza la empresa.
Un aspecto en que se han esmerado es en la exhaustividad en la revisión mecánica de los vehículos, donde los hallazgos han sorprendido a los más avezados mecánicos de los nuevos operadores. “Tenemos un grupo de seis personas, todos de Santiago y se dio a conocer que los mantenimientos eran prácticamente nulos. Nulo en aceite de motor, en las calefacciones, en las mangueras”, sostienen los nuevos operadores. La principal conclusión es que fue la nula mantención lo que generó que una flota relativamente nueva llegara al estado en que está. En otras palabras, mala gestión.
Muñones que sólo requerían engrasante para seguir funcionando, jamás fueron engrasados. Esta pieza es fundamental para la dirección de las máquinas y nunca fueron mantenidas. Otro ejemplo, que incidió en la gran cantidad de buses que se echó a perder en invierno, fue el uso de un anticongelante no acorde a las necesidades de Punta Arenas y a roturas en las mangueras que conducen el líquido. “Esas panas se producían porque no echaban el anticongelante correcto”, explican.
¿Era posible contar con 50 ó 60 buses para marzo? “Logísticamente era imposible”, aseguran desde Vía Alerce. La pregunta fue realizada en base a las proyecciones que la propia seremi de Transportes entregó a la ciudadanía, cuya falsa expectativa generó aún más frustración en la población magallánica.
Doble contrato
Una explicación para que todas estas fallas nunca hayan sido correctamente identificadas, sancionadas y rectificadas a tiempo, es el doble contrato existente para el sistema de transporte público. Existe por un lado el contrato de provisión de flota, que mantiene Ascendal y, por otro, el de la operación, que actualmente tiene Vía Alerce, pero que por mucho tiempo también tenía Ascendal. Al tener los dos contratos, las denuncias por malas prácticas nunca se realizaban.
Ejemplo de ello eran constantes revisiones técnicas fraudulentas o al menos dudosas, ya que eran aprobadas pero no decían relación con el verdadero estado de la maquinaria. Frente a esta realidad, la única respuesta era una revisión exhaustiva de todos los buses, que implicó tener una baja cantidad para el verano mientras se rearmaban otras máquinas para estar con 45 buses operativos en marzo.
Reflejo del mal mantenimiento y operación eran las constantes panas, que trajeron consigo réditos millonarios para los operadores de grúas que trabajaban con Ascendal.




