Pabellón nacional
Los desfiles dominicales no sólo captan la atención y admiración de la comunidad local, sino también de los turistas que nos visitan, por la atracción y novedad que genera el paso y gallardía de los uniformados.
Otro visitante que nunca nos deja es el viento, que hace de las suyas, sobre todo con nuestro emblema patrio. Por eso el domingo pasado algunos asistentes repararon y comentaron el parche que luce la gran bandera de la Plaza, que de seguro fue azotada por uno de los tantos temporales del Dios Eolo.
Es de esperar que el arreglo y costura aguante, lo que veremos en los próximos izamientos del pabellón nacional.