Fútbol y Masonería
Conceptos como el culto a la fertilidad y a la naturaleza, la sociabilidad, la universalidad, la ausencia de distingos entre los hombres, constituyen rasgos comunes entre la Masonería y el Deporte. Pierre de Coubertin, el precursor de los juegos olímpicos modernos, con un concepto universalista, humanista y pacifista, fue integrante de la Masonería.
El nacimiento del fútbol que se practica en la actualidad, se remonta a 1863 en la Taberna “El ganso y la parrilla”, situada en la calle Great Queen de Londres donde solían reunirse los Masones. El 26 de octubre del año ya referido, se funda allí la Football Association, el 8 de diciembre del mismo año se establece un primer código de reglas; el número de 11 jugadores por equipo y se consideran faltas los tackles, o golpes propinados al cuerpo del jugador. En esas sesiones participaron representantes de distintos colegios y asociaciones deportivas inglesas, en especial universitarios de Cambridge donde, hasta ese entonces, el juego predominante era el rugby. Fueron precisamente cultores de este deporte, quienes introdujeron algunas reglas, de ahí en adelante, y hasta la actualidad, el fútbol superaría al rugby en cuanto a su popularidad y universalidad. Es probable que mas de algún Masón haya participado y aportado lo suyo en estas reuniones. Ello, a pesar de lo reconocido tácitamente por un rector de la Universidad de Cambridge, al darse cuenta que el fútbol ganaba adeptos en desmedro del rugby : “el fútbol es un juego de caballeros practicado por atorrantes, el rugby es un juego de atorrantes practicado por caballeros…”.
En Sudamérica los Masones tuvieron participación en la llegada del fútbol o, al menos a algunos de sus países, Argentina es un caso notable de aquello. Masones ingleses, escoceses, y también italianos que poblaron el barrio de la Boca, introdujeron el balompié en ese país a partir de 1867 aproximadamente. El Masón inglés Frank Hepburn Chevallier Bouteel, fue el fundador de la Asociación de Fútbol Argentina y del Club Atlético Lomas de Zamora, llegó a ser Gran Maestro del Distrito Masónico Inglés de Argentina. En 1910 nace el conocido Club Atlético Banfield, todos sus fundadores eran integrantes de la Hermandad Masónica. Pero, el caso mas sobresaliente es Carlos Wilson, fue defensa del primer equipo de Boca Juniors en las décadas del treinta y cuarenta del siglo pasado; proveniente de una familia de ferroviarios llegó a ser, en dos periodos, Gran Maestro de la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones de la Argentina en los años sesenta, setenta y ochenta,
En Chile el fútbol da sus primeros pasos en Valparaíso alrededor de 1890, lo trajeron los inmigrantes ingleses. La Masonería también llega a nuestro país en el puerto, las primeras logias fueron de extranjeros, franceses e ingleses, de tal forma, que no es de extrañarse que muchos futbolistas pioneros hayan sido también Masones. Se puede destacar algunos nombres de los años cuando el fútbol llega a la capital, uno de ellos es el de Juan Ramsay, que jugara en los albores del siglo XX en el Santiago Rangers, luego en el Santiago Athletic y posteriormente funda el Atletico Unión, Ramsay fue Venerable Maestro de la “Huelén Lodge” de Santiago. En el Santiago Atlético fundado en 1893, formaban en 1897, dirigidos por el Dr. Manuel Alejandro Campbell, los Masones Donald Kerr y Roberto Ewing quien, posteriormente en Punta Arenas formó se integró a las Logia “Luz Austral” y “Estrella de Magallanes Nº 25”.
El fútbol es un deporte popular, es el más popular de los deportes, en su más pura esencia encarna ideales de universalidad, fraternidad e igualdad. Un ejemplo de nuestro país da cuenta que las fronteras ideológicas y filosóficas se abren ante una pasión como el fútbol. En plena época de fuertes pugnas entre la Iglesia Católica y la Masonería, dos de sus referentes históricos el Presidente de la República y connotado Masón don Pedro Aguirre Cerda y el el Cardenal José María Caro, simbolizaban estas profundas diferencias, sin embargo, una pasión los acercaba: ambos eran hinchas de Colo – Colo.
En la imagen el Presidente Aguirre Cerda con el astro colocolino Enrique “Tigre” Sorrel.
BIBLIOGRAFÍA
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