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Desde Punta Arenas a Calgary

La historia de Pilar Bour, una ingeniera que exporta talento y raíces familiares a Canadá

Domingo 23 de Marzo del 2025

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  • Con una trayectoria internacional forjada desde Magallanes, mantiene un vínculo activo con su región a través de un emprendimiento familiar y frecuentes visitas.

 

Silvia Leiva
sleiva@laprensaaustral.cl

 

Desde hace dos años y medio, la ingeniera civil industrial magallánica Pilar Ignacia Bour Moreno vive en Canadá junto a su esposo Andrés Ramírez Ortega y su hija Lucero Bour Ramírez, de apenas dos años, quien también es magallánica. Hoy reside en Calgary, donde trabaja en consultora Deloitte. 

Aunque su día a día transcurre en uno de los países más desarrollados del mundo, Pilar no ha perdido el lazo con su tierra natal: Punta Arenas sigue presente en su memoria, en su historia familiar y también en su emprendimiento.

“Mi hija nació en la misma clínica que yo, en Punta Arenas. Es magallánica, como yo, y eso me da una sensación de continuidad con mis raíces. A pesar de la distancia, todo lo que somos parte desde allá”, cuenta con emoción.

El inicio de una nueva vida con -40°

La decisión de emigrar a Canadá fue meditada y respondía tanto a un deseo personal como profesional. “Siempre tuve el anhelo de vivir en este país. Lo manifesté desde el primer día cuando regresé a Chile desde Argentina”, recuerda. Tras años de trabajo en consultoría, primero en Accenture y luego en Deloitte Argentina, Pilar se consolidó y fue precisamente su experiencia en este campo lo que le abrió las puertas a una gran oportunidad en Canadá.

“Me ofrecieron venirme justo cuando nos adjudicamos un proyecto gigante. Yo había inventado la metodología, era un tema muy especializado y nadie más podía liderarlo. Así que me fui a tener a mi hija a Punta Arenas, y a los seis meses, cuando se acabó el postnatal, armamos las maletas y partimos”, relata.

El primer destino de la familia fue Saskatoon, una ciudad marcada por temperaturas extremas. “Llegamos en noviembre de 2022 y nos recibió un invierno con -40°. Vivimos dos inviernos que fluctuaban entre los -20° y -50°. Fue durísimo, pero también una experiencia única”, asegura. Un año después, se mudaron a Calgary, buscando una mejor calidad de vida, clima más amigable y mayor conectividad.

Calgary: una ciudad moderna y un paisaje familiar

“Calgary es una ciudad moderna, con un clima mucho más llevadero y una comunidad chilena importante. La vida nos cambió completamente”, dice. Pero más allá de lo práctico, hubo un detalle que la conquistó: el Parque Nacional Banff. “La primera vez que fui sentí que estaba en Torres del Paine. Fue una sensación muy fuerte, como volver a casa. Ahí decidí que este era el lugar en el que quería vivir”.

Calgary no sólo ofrecía estabilidad profesional, sino también un entorno ideal para criar a Lucero. “La ciudad tiene muchísimos parques gratuitos, actividades públicas y un ambiente seguro para los niños. Nuestra rutina gira en torno a ella: llevarla al daycare, salir a caminar, disfrutar en familia. Aún esperamos a que crezca un poco más para llevarla a esquiar y recorrer los parques de montaña”, comenta.

Una trayectoria construida paso a paso

Su trayectoria profesional da cuenta de una planificación rigurosa y un empuje constante. “Después de titularme en Valparaíso, me fui a Argentina con lo puesto, solo con mi título. Ahí empecé a trabajar en consultoría y no paré más”, recuerda. Su regreso a Chile coincidió con la crisis económica en Argentina. “Desde ese momento expresé mi interés de emigrar a Canadá. Hice viajes a Toronto y Calgary, y aproveché cada proyecto (en la empresa que trabajaba) como una oportunidad para mostrar mi compromiso. Me preparé durante años para esto”.

Hoy, en su rol en Deloitte, lidera la unidad Industry Smart Operations, una posición que, según cuenta, “suena muy fancy, pero en realidad se trata de mantenimiento industrial en minería y petróleo, algo muy técnico y con pocos especialistas”.

Magallanes en la piel y en el corazón

Pilar no necesita demasiado para recordar su tierra. “Tengo un tatuaje de un selk’nam, y hay palabras, gestos y costumbres que nunca se me van. No puedo sacarme el ‘sí-sí’ o el ‘no-no’. Añoro los sabores, el clima, los asados, el Kiosco Roca. A veces con mi esposo recordamos cosas que parecen pequeñas, pero que significan mucho: las caminatas por la Costanera y la calidez de la gente”, cuenta.

Entre sus recuerdos también están los trekking por Torres del Paine, las acampadas en el Parque Pali Aike y las amistades de toda la vida. “Tengo amigas entrañables en Punta Arenas. Somos seis y la mitad está allá. Siempre hacemos lo posible por mantenernos conectadas. Son de esas amistades que, aunque pasen años, al volver a hablar es como si el tiempo no hubiese pasado”.

Lambda Aromaterapy: emprendimiento con aroma a hogar

Además de su carrera en consultoría, Pilar mantiene un fuerte vínculo con Magallanes a través de Lambda Aromaterapy, un emprendimiento familiar de productos naturales y aromaterapia. El negocio, que administra junto a su madre, su mejor amiga Constanza Boccazzi y su esposo, cuenta con dos tiendas físicas: una en el centro de Punta Arenas (calle Croacia, llegando a Bories) y otra en Zona Franca.

“Desde acá, con mi esposo, hacemos la parte online: analítica, reportería, visión estratégica y modelo de negocios. Y allá mi mamá y una amiga están a cargo de la operación diaria. Este negocio no solo es una fuente de ingreso, sino un puente emocional con mi ciudad, con mi gente, con todo lo que soy”, explica.

Chile, Canadá y lo mejor de dos mundos

La vida en Canadá, dice Pilar, tiene muchas ventajas: seguridad, honestidad, diversidad y un profundo respeto por las diferencias. “Si se te queda la cartera en una tienda, la gente hace lo imposible por devolvértela. Es impresionante. Además, aquí se vive un intercambio cultural maravilloso: nuestros amigos son de México, India, Jamaica, y por supuesto canadienses. Compartimos comidas, tradiciones y experiencias distintas todo el tiempo”.

Sin embargo, también hay cosas que extraña profundamente. “Las fiestas son muy fomes acá. Extraño la cercanía de la gente, ese ambiente cálido que se da en las casas chilenas. Y especialmente en los magallánicos, que te invitan a su hogar sin conocerte”, comenta entre risas.

Una vida con desafíos, pero también con propósito

Con 34 años, Pilar Bour no sólo ha construido una carrera internacional exitosa, sino también una familia que avanza con propósito. Hoy están en proceso de obtener la residencia permanente, con la mirada puesta en una casa propia y en seguir creciendo profesionalmente. “Emigrar no es fácil. Empezar de cero, menos. Pero estamos aquí, con esfuerzo, abriendo caminos. Y siempre con Magallanes presente”.

Ya planifican un viaje a Punta Arenas en abril, después de dos años sin pisar su ciudad. Porque, aunque su hogar hoy esté en Calgary, Pilar sigue siendo, en esencia, una magallánica que lleva su tierra tatuada en la piel y en el alma.

 

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