Magallanes: Olvido, despoblamiento y la geopolítica que nadie quiere ver
Mientras en Santiago se debaten las urgencias del día a día y las prioridades nacionales parecen girar en torno a si un señor debe o no estar encarcelado o como una ministra baila cumbia, la región de Magallanes enfrenta un destino que pocos parecen querer mirar de frente: el despoblamiento progresivo, la falta de incentivos al emprendimiento y la pérdida de competitividad política y económica frente al mundo, en especial ante su contraparte argentina. Todo esto, enmarcado en la indiferencia de una clase política que no termina de comprender la importancia geopolítica de la zona.
Magallanes se vacía
y a nadie le importa
La región más austral de Chile, lejos de atraer nuevos habitantes, los está perdiendo. En un reciente informe, el INE destacó a Magallanes como una de las regiones de Chile donde en 2024 hubo más defunciones que nacimientos: 1.033 nacimientos vs 1.129 defunciones, sin considerar los magallánicos que fallecieron fuera de la Región. Un drama que, siendo nacional, en nuestra región adquiere ribetes cada vez más dramáticos. Un éxito para quienes desde sus trincheras ideológicas ecologistas promueven el concepto de “Magallanes vacío”.
El alto costo de vida, la falta de acceso a servicios y oportunidades laborales limitadas están empujando a muchos magallánicos a buscar un futuro en otras latitudes. Mientras tanto, el Gobierno regional parece más enfocado en administrar la decadencia que en revertir la tendencia. Sin una población estable y en crecimiento, cualquier discurso sobre desarrollo sostenible o proyección estratégica en la zona queda reducido a palabras vacías.
Emprender en Magallanes:
misión imposible
Si alguien tiene la osadía de querer invertir en Magallanes, se encontrará con un muro de trabas burocráticas y restricciones ambientales que, lejos de equilibrar desarrollo y sostenibilidad, terminan asfixiando cualquier iniciativa. Las normativas ecológicas parecen diseñadas para impedir, en lugar de regular con sentido común, destruyendo incluso industrias ya establecidas. Mientras tanto, al otro lado de la frontera, la Patagonia argentina avanza con incentivos claros para el desarrollo económico, ofreciendo condiciones que resultan mucho más atractivas para quienes buscan establecerse en la región. La permisología es parte de la metástasis que ahoga a Chile en general y a Magallanes en particular.
Asimetrías con Argentina:
perder por walkover
No es solo que el sur argentino esté captando inversiones que Chile ahuyenta; también está logrando atraer población con políticas más agresivas de incentivo a la radicación. La diferencia en el precio de bienes y servicios básicos entre un lado y otro de la frontera es un reflejo de esta asimetría, con Magallanes perdiendo competitividad a pasos agigantados. Si a esto le sumamos una conectividad deficiente y una burocracia que dificulta la integración regional, el resultado es una zona que, en lugar de ser un polo de desarrollo, se convierte en un territorio cada vez más desconectado del resto del país y del mundo.
La ceguera política
ante la geopolítica
Magallanes no es solo un rincón lejano de Chile: es una pieza clave en el tablero geopolítico del siglo XXI. La proximidad con la Antártica, el control de los accesos al Estrecho de Magallanes y su potencial como hub logístico y energético son factores que cualquier país con visión estratégica sabría aprovechar. Sin embargo, la clase política chilena parece no dimensionar la importancia de la región y sigue gestionándola con una lógica rústica, pasada de moda y centralista que ignora su valor geopolítico.
Un llamado
a despertar
Si Chile no toma decisiones audaces para revertir el despoblamiento de Magallanes, flexibilizar las trabas al emprendimiento, corregir las asimetrías con Argentina y definir una estrategia geopolítica clara para la zona, el destino de la región será el abandono y la marginalidad. No podemos permitirnos perder una región clave simplemente porque la política nacional, un gobernador o un puñado de políticos locales siguen ensimismados en sus propias urgencias de corto plazo. Magallanes no puede esperar más: es hora de actuar con la visión que la historia y la geografía demandan.