Boric en Magallanes, más allá del descontento

El Presidente Gabriel Boric regresó a su tierra natal en un momento de alta tensión social, enfrentándose a una ciudadanía desencantada, protestas docentes, crisis de transporte público y carencias estructurales que, como la falta de alcantarillado en Pampa Redonda, retratan con crudeza la distancia entre las promesas y la realidad.

Si bien su presencia en la región tiene una carga simbólica poderosa -la del hijo pródigo que retorna como Jefe de Estado-, esta vez fue recibido con pancartas más que con aplausos. La luna de miel entre Magallanes y Boric parecía ayer, a ratos, haber llegado a su fin.

En un tono franco, el Mandatario reconoció su decepción con la gestión del director del Slep, Mario García, dejando entrever que la administración local de la educación es uno de los puntos más débiles de su gobierno. Sin embargo, defendió el modelo de los Slep por sus resultados en el Simce, haciendo un llamado a mirar más allá de los conflictos puntuales.

En materia de transporte, la situación es alarmante. Boric aseguró que en abril habrá 50 buses en circulación y 65 en mayo, pero mientras tanto, la precariedad del sistema actual -ilustrada incluso con la caída de una puerta de bus frente al hospital- exige soluciones inmediatas y creativas. El Presidente habló de fiscalización y medidas temporales.

En el plano antártico, Boric se mostró firme y visionario. La Operación Estrella Polar III, la futura licitación del Centro Antártico Internacional y la reafirmación de soberanía sobre el estrecho de Magallanes revelan una mirada estratégica de largo aliento. En esto, su condición de magallánico no es sólo anecdótica, sino que parece haber influido en una política exterior activa que busca colocar a la región en el corazón del debate global sobre ciencia, medioambiente y geopolítica.

El Presidente también reafirmó su compromiso con la Universidad de Magallanes, prometiendo que no permitirá su caída. El mensaje fue potente, pero no exento de condiciones: la responsabilidad fiscal debe ser compartida. Del mismo modo, el anhelado Plan de Zonas Extremas, anunciado para mayo, sigue siendo una deuda pendiente que se arrastra desde el inicio de su mandato.

La expropiación del Club Hípico, otro de sus proyectos emblemáticos, fue reafirmada como una decisión sin marcha atrás. La transformación de ese espacio en un parque urbano es una visión ambiciosa, pero que aún depende de procesos legales y voluntad política de las partes involucradas.

En resumen, Boric estuvo en Magallanes como un Presidente que no ha perdido el relato, pero que enfrentó dificultades por la falta de gestión y muñeca política de las jefaturas y autoridades locales, quienes no han estado a la altura de las circunstancias.