Explorando Puerto Edén: niños del jardín Centollita descubren la naturaleza y su entorno
Puerto Edén, ubicado en la remota isla Wellington, es un enclave rodeado por canales, montañas y bosques siempre verdes, donde la naturaleza se convierte en el aula principal para los niños y niñas del Jardín Infantil Centollita. La localidad se encuentra a 32 horas de navegación desde Puerto Natales, dependiendo de las condiciones climáticas, lo que la hace una de las zonas más aisladas del país. Su acceso es únicamente por vía marítima, a través de los ferries, que conectan a la comunidad con el continente.
En este contexto, el trabajo educativo del Jardín Infantil Centollita adquiere un valor especial. Con una metodología basada en la exploración y el descubrimiento, las educadoras fomentan el aprendizaje a través de experiencias en el entorno natural que rodea la villa. A pesar del aislamiento y las limitaciones de infraestructura, la comunidad educativa ha desarrollado estrategias para que los niños y niñas crezcan en un ambiente enriquecedor, conectado con la cultura y el medioambiente.
Hace unas semanas, los niños del jardín, acompañados por la encargada del establecimiento, María Isabel Tonko Paterito, y la técnica en educación parvularia Lorena Vargas Tallardo, realizaron una salida a la pasarela de Puerto Edén. La actividad surgió de manera espontánea, cuando Isidora, una de las niñas del jardín, quiso mostrarle el entorno a un nuevo compañero que recientemente había llegado junto a su familia desde Santiago.
“Esperamos un día soleado para salir, ya que el clima en la zona es mayormente lluvioso. Durante la caminata, les enseñamos sobre la flora y fauna local, y los niños pudieron observar diferentes especies, como lobos marinos, toninas y diversas plantas nativas. En el trayecto, encontramos una pequeña rana camuflada entre la vegetación, lo que se convirtió en un gran descubrimiento para ellos”, relató María Isabel Tonko.
El Jardín Infantil Centollita, que funciona al interior de la Escuela Profesor Miguel Montesinos, se destaca por su enfoque intercultural, vinculado a la cultura kawésqar. En este espacio, los niños aprenden a explorar su entorno con todos sus sentidos, descubriendo cómo caminar sobre la turba, recolectar elementos naturales y comprender la importancia del cuidado del medioambiente.
“Cada salida es una oportunidad de aprendizaje. Los niños siempre llevan lupas, pinzas y bolsas para recolectar elementos de la naturaleza. Además, llevamos bolsas de basura para enseñarles sobre el respeto y cuidado del entorno. Estamos rodeados por el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, uno de los más grandes de Chile, por lo que también es nuestra responsabilidad inculcar en ellos la conciencia ecológica”, explicó la educadora.
En este contexto, el Jardín Infantil Centollita no sólo es un espacio de educación, sino también un punto de encuentro para las familias que buscan que sus hijos crezcan en contacto con la naturaleza y la cultura local.
A pesar del aislamiento, la belleza de Puerto Edén es incomparable. La villa se encuentra inmersa en un paisaje de fiordos y montañas que se reflejan en aguas cristalinas. Sus habitantes conviven con un ecosistema único, donde la lluvia es parte del día a día y donde cada salida al exterior es una oportunidad para descubrir un rincón nuevo. “En este entorno, la labor educativa adquiere un matiz especial, ya que no sólo se trata de enseñar contenidos académicos, sino de formar niños y niñas con un profundo respeto y amor por la naturaleza que los rodea”, dijo la educadora quien agrega que el Jardín Centollita es más que un establecimiento educativo; es un refugio de aprendizaje y exploración en uno de los rincones más bellos y aislados del sur de Chile.