Investigador advierte que Magallanes es una zona sísmica activa
Aunque la percepción de sismos en la Región de Magallanes no es frecuente para la población, desde el punto de vista geológico sí se trata de una zona sísmica. Así lo explicó el académico Jorge Villarroel Ortega, máster en Ingeniería Sísmica y Dinámica de Suelos y Estructuras, y doctor en Ingeniería Civil Geotécnica y Mecánica de Suelos, de la Universidad de Magallanes (Umag) al ser consultado por el reciente sismo de magnitud percibido este miércoles en la provincia de Magallanes. Según los reportes oficiales preliminares, el movimiento telúrico tuvo una intensidad de 4.4 y comenzó a las 4,16 (hora local) y se originó a 94 kilómetros al noroeste, que corresponde a la Villa Tehuelches, comuna de Laguna Blanca, y tuvo una profundidad de 13 kilómetros. Este temblor fue precedido de otros dos movimientos: 0,43 horas, con una magnitud de 3.5; 01,32 horas, de 3.0, y un cuarto, a las 4,23 horas, con una magnitud de 2.6.
El experto indicó que no se trata de un evento provocado por fallas tectónicas, como es habitual en otras zonas del país, sino por la liberación de presión en el interior de un volcán. “Magallanes tiene activos volcanes, como el Reclus en Ultima Esperanza y el Monte Burney, ubicado entre la provincia de Magallanes y Ultima Esperanza. Es probable que el movimiento reciente esté vinculado a alguno de estos o también algún volcán submarino a profundidad cuyo impacto es somero”, destacó.
Historia sísmica
El último gran sismo registrado en la región se remonta a 1949, en Porvenir, con una magnitud estimada de 7,9 grados Richter. Este evento se atribuye a la Falla de Magallanes, que atraviesa la isla de Tierra del Fuego y responde a la interacción de tres placas tectónicas: la Sudamericana, la de Scotia y Antártica.
“Ese sismo, junto con uno anterior ocurrido en 1879, son los únicos de importante magnitud registrados en la región, aunque en esa época no existían instrumentos tan precisos como los actuales. No hay forma de predecir si algo similar volverá a ocurrir, pero la evidencia indica que se trata de procesos muy poco frecuentes”, sostuvo Villarroel.
El riesgo invisible: suelos licuables
Uno de los aspectos más preocupantes para la región no es sólo la posibilidad de sismos, sino la heterogeneidad de los suelos en la Región de Magallanes. Según el experto, en Magallanes existen suelos con formación arenosa, que presentan potencial de licuación que, ante una fuerza externa como un tremor, pueden sufrir un proceso de licuación, es decir, pasar de estado sólido a líquido de manera súbita.
“Es difícil encontrar una estructura convencional que esté preparada para soportar ese cambio si no se han hecho mejoras de terreno y en el comportamiento modal de la edificación. Eso puede provocar colapsos estructurales y representa un riesgo importante si llegara a producirse un sismo en zonas como Tierra del Fuego”, advirtió.
Nuevas capacidades científicas en la Umag
Con el objetivo de avanzar en el mejor entendimiento de estos fenómenos, el Departamento de Ingeniería en Construcción de la Universidad de Magallanes, adquirió recientemente un equipo triaxial dinámico, especializado para estudiar la respuesta del suelo ante movimientos dinámicos, que en conjunto con otros equipos especiales como corte directo, consolidómetro, geofísica y equipos de campo, penetrómetros dinámicos pesados y ligero, además de un laboratorio altamente equipado para caracterizar física, química y mecánicamente el suelo. Esto permitirá calibrar modelos constitutivos que permitan previsualizar el comportamiento tenso-deformacional y resistencia al corte a través de modelamiento con elementos finitos, y así liderar una nueva era de desarrollo geotécnico en la región. La adquisición se concretó a través del programa Ingeniería 2030 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (Anid).
“Hasta ahora, este tipo de equipos no existía en la región. Con este proyecto podremos comprender mejor el comportamiento mecánico de los suelos magallánicos ante cargas dinámicas, como los provocados por sismos, y cómo eso puede afectar a la interacción suelo-estructura”, detalló Villarroel.
Hacia edificaciones más seguras
El proyecto busca aportar conocimiento técnico para mejorar los criterios de diseño y construcción en la región. “Nuestra meta es entender mejor cómo se propaga una onda sísmica desde el subsuelo hasta una estructura, considerando las particularidades del terreno y del tipo de edificación. Así podremos identificar posibles vulnerabilidades y diseñar soluciones que hagan nuestras edificaciones más seguras”, indicó el investigador.
El académico también subrayó que la percepción de un sismo depende de múltiples factores. “No es lo mismo estar en un edificio de varios pisos, que amplifica las ondas, que estar en una casa de madera o en movimiento dentro de un vehículo. El tipo de suelo, la estructura y su rigidez influyen mucho en cuánto se siente un sismo”, concluyó.