Niños y niñas del jardín Tánana exploraron el mundo de los olores en experiencia científica y artística
En el nivel medio mixto del Jardín Infantil Tánana, en Puerto Williams, niñas y niños de entre 2 y 4 años participaron en una experiencia multisensorial a través del “Laboratorio de Olores”, una actividad que busca potenciar el pensamiento científico desde la primera infancia, enmarcada en el sello educativo científico-artístico del establecimiento.
La actividad combinó elementos del hogar y la naturaleza, con la participación activa de las familias, quienes aportaron materiales aromáticos para la exploración. “Solicitamos a las familias que trajeran elementos con olores significativos, tanto naturales como propios del hogar. Recibimos especias, infusiones, plantas, verduras e incluso preparados líquidos y sólidos, como agua de orégano y orégano seco”, explicó la educadora Constanza Espinoza.
Durante la jornada, los párvulos experimentaron libremente con aromas y texturas, interactuando entre pares, mezclando ingredientes y observando reacciones. “Lo interesante fue ver cómo se daban cuenta por sí mismos de los cambios al combinar distintos elementos”, comentó la educadora.
Participaron 12 de los 16 niños del nivel, abordando contenidos como clasificación, comparación, medición y descripción de sensaciones. “Integramos matemáticas, ciencias y lenguaje. Ellos trasvasijan, hacen asociaciones de más y menos, observan transformaciones y describen lo que sienten, lo que enriquece su vocabulario”, agregó Espinoza.
Esta actividad no es nueva: el laboratorio se implementó también el año pasado y forma parte de una línea educativa sostenida desde la creación del jardín en 2021, cuya propuesta pedagógica combina ciencia y arte como enfoques complementarios.
El Jardín Infantil Tánana cuenta con dos niveles —sala cuna y nivel medio mixto— y mantiene un estrecho vínculo con la comunidad. Su amplio patio incluye un sector boscoso que es utilizado como aula al aire libre. “Nuestro bosque es parte del espacio pedagógico. Los niños aprenden explorando, respetando sus ritmos e intereses”, destacó la educadora.
La conexión con el entorno también se cultiva con salidas frecuentes a la costanera, plazas y espacios comunitarios. “En una comunidad pequeña como Puerto Williams, es fundamental que los niños crezcan sintiéndose parte activa de su entorno”, concluyó.
Esta semana, el jardín celebra su cuarto aniversario reafirmando su compromiso con una educación parvularia basada en el juego, la curiosidad y el vínculo con la naturaleza.