Transportistas escolares advierten impacto económico por paro de los profesores
En la mañana de este jueves, un grupo de transportistas escolares de Punta Arenas se movilizó por las principales calles de la ciudad para exteriorizar su apoyo a los profesores movilizados y también para visibilizar el impacto que el paro ha tenido en su rubro. La manifestación consistió en una caravana de vehículos que recorrió el centro de la ciudad donde se concentraban los docentes en huelga, haciendo sonar sus bocinas como gesto simbólico de respaldo.
“Nos juntamos a las 10 de la mañana desde el Santuario Don Bosco y nos vinimos por calle Bories, tocamos bocinas, dimos vuelta a la plaza donde estaban reunidos los profesores. Vinimos a apoyarlos para que no se sientan tan solos y abandonados como los han dejado”, afirmó Ruperta Altamirano, una de las transportistas que participó de la caravana.
Altamirano señaló que, debido a la suspensión de clases en varios colegios, muchos conductores están trabajando “a media máquina”, lo que ha afectado directamente sus ingresos. “Hay muchos ‘tíos’ que trabajan de forma independiente y ven afectada su fuente laboral. Nosotros también estamos siendo perjudicados, aunque no estemos en el centro del conflicto”.
Douglas Gallardo Vega, otro de los transportistas, sostuvo que la paralización de las actividades escolares ha golpeado con fuerza al sector. De sus seis máquinas, sólo una está operativa en el traslado de un pequeño grupo de párvulos que asiste a sus jardines. Otras dos unidades funcionan bajo contrato con el Ministerio de Transportes, pero de forma reducida, lo que genera incertidumbre respecto al pago, ya que este se realiza por día trabajado y por número de estudiantes movilizados.
“El servicio se ha visto mermado y nos preocupa que empiecen a cuestionar el pago completo. Esto también afecta a colegas que tienen contratos con el Slep, donde se aplica la misma lógica de día trabajado, día pagado. Si no hay clases, no hay ingresos, pero sí hay costos que seguir cubriendo”, reforzó Gallardo.
A ello se suma que los contratos privados con apoderados también se han visto alterados. Muchos de estos acuerdos contemplan una mensualidad que cubre el servicio durante diez meses, de marzo a diciembre. Sin embargo, ante la ausencia de clases, los pagos se han detenido. “Los papás no nos han pagado y con eso es que uno mantiene todo: sueldos, repuestos, seguros, mantenciones. Venimos preparando las máquinas desde diciembre y ahora estamos en una situación crítica. A algunos colegas esto ya les recuerda lo que pasó en pandemia, cuando tuvieron que vender buses para poder sobrevivir”, advirtió.
Los transportistas también han enfrentado dificultades con la fiscalización anual obligatoria de sus vehículos, la cual ha sido reprogramada en tres ocasiones, impidiendo regularizar su situación frente a las autoridades. “No hemos podido siquiera demostrar que estamos listos para operar. Y la realidad es que cerca de la mitad de la flota de transporte escolar que trabaja con colegios públicos en Punta Arenas está detenida. Son 15 colegios paralizados, y por cada uno trabajan al menos dos o tres transportistas”, subrayó Gallardo.
“Estamos recién entrando a abril. Dos meses sin ingresos no se sostiene en ningún bolsillo. Hay contratos laborales firmados con choferes y asistentes que debemos respetar. Y si no hay soluciones pronto, vamos a tener que hacer más visible nuestra situación”, concluyó.