Después de los 60…
Esta columna está dedicada especialmente a usted si:
Entiende el título
Necesita anteojos para leerla
La compartirá con otro amigo…mayor que usted.
Valga esto como nota introductoria para sugerirles que compren el libro “Después de los 60 hay que aprender de nuevo a hacer el amor”, (Editorial Trayecto) de los autores Alejandra y Antonio Godoy.
¡Es un librazo!
Los autores echan por tierra una catarata de prejuicios e ideas erráticas que teníamos en torno a lo tocante en esto de llegar a viejos.
Y nos recuerdan que ahora la adolescencia se ha prolongado hasta los 29 años, del mismo modo que ha variado la definición de cuando se “es viejo”.
Los chistes abundan en este sentido:
– Mi abuelo tenía tanta edad que había visto pasar al cometa Halley como tres veces.
– Mi vecina tiene tanta edad que conserva un ejemplar de la Biblia dedicada por los propios autores.
Bromas aparte, este libro nos cita un hecho que debe tenerse en cuenta: el año 1984 fue declarado internacionalmente que se era “anciano” a partir de los 65 años, coincidiendo con la edad de la jubilación.
Con los avances de la ciencia, hoy en día resulta demodé llamar de esta manera a quienes están en plenas condiciones físicas y mentales.
Como bien decía Giovanni Papini, en el sentido que más convencen cifras que argumentos, los autores señalan que la población ha ido envejeciendo en todo el mundo como jamás antes en la historia de la humanidad. Vivimos muchos más años que antes y tenemos cada vez menos hijos. Si en la actualidad los mayores de 60 años representan un 12% de la población total, se calcula que en el año 2050 serán un 22%.
En consecuencia, por vez primera se invertirá la pirámide demográfica y los “viejos” seremos más que los jóvenes.
Es cierto que nadie quiere envejecer, pero es la única manera de vivir mucho tiempo.
Y no hay que envidiar tanto a los jóvenes, pues también nosotros los viejos tenemos nuestros propios códigos para chatear.
¿Cómo lo hacen los jóvenes? Con abreviaturas. Por ejemplo:
-TQM: te quiero mucho.
-FEB: la fiesta estuvo bacán.
-TPPS: tengo plata para salir.
-NEUK: no estudié un carajo.
Acá propongo que los adultos mayores de 60 años de edad, tengamos nuestros propios códigos. Van algunos ejemplos:
-EED: en el doctor.
-EEP: en el proctólogo.
-MCE: me cagué entero.
-EFA: en el funeral de un amigo.
-TSR: tráeme la silla de ruedas.
-DDL: ¿dónde dejé mis lentes?
-CEB: chateando en el baño.
-NRQS: no recuerdo quién soy.
-NRQE: no recuerdo quien eres.
-MVPBM: me voy. Poca batería en el marcapasos.
-NSP: no se pudo. (válido para deportes, sexo, comida, orinar y otros)
-NEL: no encuentro los lentes.
-NELL: no encuentro las llaves.
En síntesis, “Después de los 60 hay que aprender de nuevo a hacer el amor” (Editorial Trayecto) es un libro altamente recomendable.
Escrito en forma pedagógica, es estimulante y nos revela hechos que no conocíamos, a despecho de nuestra edad.
Hasta sirve de levadura para el alma…