Pianista Alfredo Perl: “Uno al momento de llegar a Magallanes se da cuenta que está prácticamente en otro mundo”
No es que no haya querido venir a Punta Arenas, explica Alfredo Perl, al ser interpelado porque ha dejado tanto tiempo pasar sin pisar suelo magallánico. La última vez que vino fue a mediados de la década de los 90 cuando estaba comenzando su incipiente carrera como pianista en Europa.
Perl fue el escogido para inaugurar el nuevo piano del Teatro Municipal José Bohr, donado por un grupo de empresarios. Indica que la invitación se gestó a raíz que fue él quien escogió el modelo adecuado para engalanar la principal sala musical de la Patagonia chilena. El intérprete de 60 años maravilló a los asistentes.
−¿Cómo ha sido su reencuentro con Magallanes después de más de 30 años?
−“Simplemente es una región tan especial, es decir, ya uno al momento de llegar a Magallanes se da cuenta que está prácticamente en otro mundo, el paisaje y todo, ya a partir también del clima. Y es algo realmente especial. Lentamente estoy como corroborando los recuerdos que tenía porque realmente hace bastante, más de 30 años que yo no venía a esta zona”.
−¿Qué representa para usted inaugurar el nuevo piano del Teatro Municipal de Punta Arenas?
−“Es la oportunidad de reencontrarme y, claro, también ser testigo de lo que ha evolucionado, tanto esta sala que está en un estado precioso, Y también yo, que no soy el mismo de hace 30 años”.
Perl domina a Beethoven a la perfección y ya ha ejecutado y grabado las 32 sonatas del ilustre compositor. Es considerado entre los más destacados intérpretes actuales del genio de Bonn. Tocó por primera vez un piano a los seis años, cuenta que tomó dicha decisión después de escuchar a Beethoven, quien ha sido clave en toda su carrera artística. “Tiene una gama tremendamente amplia de expresión emocional”, señala.
Para él Beethoven no es artista que compuso para complacer a su clientela, sino componía por una “necesidad imperiosa de expresarse”, señala en conversación con La Prensa Austral.
Comenzó sus estudios formales en música con el compositor, pianista y profesor del Conservatorio Nacional, el maestro Carlos Botto Vallarino. Según Perl, él fue quien lo formó y perfiló como músico. “Me enseñó toda la parte teórica”, añade.
Más tarde continuó su enseñanza con el profesor Günter Ludwig, en Alemania, y luego con Maria Curcio -maestra italiana de los reconocidos pianistas Pierre-Laurent Aimard, Martha Argerich, Daniel Barenboim y Mitsuko Uchida- en Londres (Inglaterra). “Ella fue quien me incitó a desarrollar mi sentido por el sonido”, agrega al hablar de Curcio.
−Se podría decir que usted fue un osado, ya que grabó las 32 sonatas de Beethoven a los 30 años, cuestión que Claudio Arrau sólo se atrevió a hacer después de los 60 años.
−“A ver, él las grabó quizás a los 60, pero él dominaba el repertorio de la sonata de Beethoven mucho antes. Claro que él mismo decía, y en ese sentido yo creo que no era muy consecuente, pero él decía que la obra tardía de Beethoven, recién se podía tocar cuando uno tenía la edad, pero él mismo yo creo que también ya tocaba esa música cuando era bastante joven”.
−¿Por qué es necesario tener una cierta edad para tocar las obras tardías de Beethoven?
−“Bueno, yo entiendo lo que quiere decir con eso, decir que hay que tener una cierta madurez, pero no necesariamente esa madurez está 100% ligada a una edad. Tiene que ver, por un lado, claro, con vivencia, si hay gente que puede llegar a los 60 años y nunca maduró, y hay gente que excepcionalmente puede lograr una madurez prematura también. Eso no se puede homologar al aspecto de la edad. Entonces tiene que ver, como decía, tiene que ver también las vivencias y cómo uno las ha procesado. Yo tengo que decir que he escuchado interpretaciones de artistas jóvenes de Beethoven con una madurez bastante admirable”.
−¿Qué especial tienen las sonatas tardías?
−“Son productos de una vivencia, de experiencia de vida de una persona genial como era Beethoven. Y por lo tanto yo diría que llevan la sensibilidad a esferas de lo que es el espíritu humano”.
−Beethoven, Mozart, son artistas de 1800 ¿Qué es lo que provoca que estos artistas sigan hoy, 200 años después, siendo tan vigentes? ¿Usted cree que algún artista de la actualidad en 200 años más va a provocar lo mismo?
−“Esa es una excelente pregunta. Esa es una pregunta que yo me hago constantemente. Yo pienso que sí. Hay ciertos artistas, ciertos compositores, que no son muchos como también la mayoría, la gran mayoría de los compositores del siglo XIX, del siglo XVIII, han sido olvidados. Y nosotros tenemos este repertorio de algunos genios que, claro, también de alguna forma se influenciaron mutuamente. También el hecho de que, por ejemplo, en Viena, un poco antes, alrededor de 1800, se haya producido esta expresión creativa musical. Es algo extraordinario. Pero la cantidad de músicos, de compositores que había versus la cantidad de músicos que uno dice es música que todavía sigue vigente, es un porcentaje muy pequeño”.
Su visión de la música
−¿Qué piensa de la música popular que hoy escuchan los jóvenes?
−“Hay música que encuentro muy interesante, pero también tengo que decir que hay música que es tremendamente aburrida. Esas cosas que son tan repetitivas, que más bien no es una música que te obliga a escuchar, sino que simplemente te crea como una especie de trasfondo acústico y yo creo que tiene muy poco valor creativo. Es simplemente un ritmo repetitivo. Generalmente cuando esta habla sobre consumo de drogas, alcohol, es algo que me cuestiono”.