Necrológicas
Director nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Carlos Furche Guajardo

Director nacional del Inia: “Si queremos tener durante las próximas décadas ganadería en Magallanes sólo puede hacerse en condiciones de mayor sustentabilidad”

Domingo 6 de Abril del 2025

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El magallánico Carlos Furche Guajardo, confiesa que esta zona le provoca una atracción telúrica. Como autoridad gubernamental en sus distintos cargos ha visitado en reiteradas ocasiones la región. Reconoce que en algún minuto le gustaría volver a vivir en Punta Arenas.

Pertenece a una generación de magallánicos que tuvo que emigrar para poder estudiar en la universidad. Es ingeniero agrónomo de la Universidad Austral. Regresó al mundo político en febrero de este año cuando fue nombrado director nacional del Instituto de Investigaciones Agropecuarias. Fue ministro de Agricultura durante la segunda administración de Michelle Bachelet, director de Relaciones Económicas de la Cancillería y director nacional de Odepa.

Furche aterrizó en Magallanes esta semana. Tuvo una agenda variopinta en la zona. Se reunió con el gobernador Jorge Flies; el seremi de Bienes Nacionales, Sergio Reyes; y la seremi de Agricultura, Irene Ramírez. Inauguró una estación meteorológica en Porvenir, entre otras actividades.

Define que los pilares del Inia en la región no se alejan mucho de los existentes a nivel país, pero precisa que es necesario contar con banco de recursos genéticos en la Patagonia. El Inia a nivel nacional se preocupa de investigar programas de mejoramiento genético, conservar estos recursos y transmitir los conocimientos obtenidos por los investigadores de la institución.

– ¿Por qué es necesario tener un banco genético? ¿Cómo se podría hacer eso viable? 

– “Es necesario porque si hay algo que caracteriza el mundo en que vivimos es la disminución de la biodiversidad, es un fenómeno global, junto con ello se necesita que todos los sistemas productivos se vayan adaptando a la realidad del cambio climático, que básicamente afecta los volúmenes de recursos hídricos disponibles, la calidad de los suelos, las temperaturas, etc. Por tanto, tener material genético que permita trabajar en adaptación al cambio climático es básico, pero si yo no los recolecto ni conservo, lo que va a ocurrir es que van a desaparecer o van a quedar muy disminuidos”.

No le gusta la palabra “sequía”, ya que siente que se transmite la sensación de que algún día esto se va a terminar. “La situación estructural es que tenemos menos disponibilidad de recursos hídricos”, sentencia Furche, quien explica que el acelerado proceso de cambio climático hace necesario más que nunca la adaptación de los cultivos. “Necesitamos papa que se adapte a condiciones de temperatura, humedad, radiación, que hace 25 años no existían. Y eso es mejoramiento genético”, añade.

El exministro de Agricultura, indica que el cambio climático ha provocado que la estructura productiva agraria mute. “Hay cosas que antes no se podían hacer en ciertas regiones de Chile, particularmente en el centro sur, y ahora se hacen. Hace 20 años, el límite de la fruticultura en Chile era el río Maule. Hoy estamos ya llegando a la región de Los Ríos, con distintas especies frutícolas. Entonces, hay un cambio, no es todo negativo”, señala.

– ¿Existen especies que ya no se podrían producir en Chile?

– “Hay ciertas especies frutícolas que han ido cambiando de regiones en las cuales se producen mayoritariamente. Un ejemplo más clásico es el de las cerezas, que es el gran boom de la agricultura chilena, que partió básicamente en la Región del Maule, pero que se ha ido extendiendo hacia el norte y hacia el sur. Entonces, aquí hay un proceso de adaptación que ocurre en distintos planos. Ocurre en el plano de las nuevas variedades, que son más resistentes a estas nuevas condiciones, y ocurre también en el plano de la geografía agrícola, que se ha ido modificando porque ha ido cambiando el clima.

Adaptación ganadera

– Es posible seguir realizando una ganadería extensiva o es necesario avanzar hacia una de tipo regenerativa?

– “Si queremos tener, durante las próximas décadas, ganadería en Magallanes, sólo puede hacerse en condiciones de mayor sustentabilidad (…) tenemos en toda la Patagonia chilena y argentina menor producción y, muchas veces, erosión por sobreexplotación de recursos naturales. Entonces, ganadería con producción regenerativa de los recursos alimentarios de los animales es ganadería sustentable en el largo plazo. Cuando yo vivía aquí, estaba en el liceo, había 5 millones de ovinos, ahora hay 1,4 millones”.

– ¿Los procesos de adaptación implican un cambio de raza en la ganadería?

– “Puede ser que haya cambio genético de raza, pero aquí el tema principal es la producción, ese es el tema principal (…) es necesario tener pastos como la alfalfa que se produce en superficies más acotadas, eso disminuye la carga sobre la pradera”.

Producción local

– Magallanes sólo produce el 11% de los alimentos que requiere su población, el resto es traído desde el extranjero o de otras zonas del país ¿En algún minuto alcanzaremos a producir el 100% de los alimentos en la región?

– “No es realista plantearse como objetivo la ‘soberanía alimentaria’ si es que alguien entiende soberanía alimentaria como la plena satisfacción de tus necesidades de alimentación con producción local. Eso no es realista ni posible. Sí es un objetivo realista aumentar la producción local de alimentos, que eso es perfectamente posible. En la región se encuentra el proyecto de la papa que es desarrollado por el Inia”.

“Uno podría imaginar, como en otros lugares del mundo, aumentar la producción, por ejemplo, de hortalizas bajo sistemas controlados, invernaderos y otros. Pero hay que tener presente que, en nuestra región, en Magallanes, siempre será necesario importar una parte de los alimentos que son necesarios para la gente. Magallanes no va a ser una gran zona productora de trigo, entonces habrá que importar la harina para el pan. No va a ser una zona productora de arroz. No va a ser una zona productora de oleaginosas, habrá que importar los aceites. No va a ser una gran zona productora de maíz, habrá que importar el maíz”.

“Hay ciertas cosas en las cuales es posible aumentar la producción local. Yo lo concentraría en aumentar la producción hortícola, algunas frutas y papas, pensando igual que se vienen las inversiones en hidrógeno verde que va a tener un impacto en todos los ámbitos de la vida local, incluyendo la demanda por alimentos. Hay que pensar en abastecer de algunos productos a los trasatlánticos que usan Magallanes como puerta de entrada al circuito antártico”.

– Con la producción de papa y hortalizas ¿Cuánto podría aumentar la producción local?

– “No se puede precisar una cifra, este es un proceso gradual, pero uno se puede poner como objetivo de mediano plazo e ir avanzando. Del 11 puede pasar al 20, del 20 podrás pasar al 30, en algún momento idealmente ojalá pudieras abastecer la mitad de tu demanda, que ya sería muy importante. Pero esto es ladrillo a ladrillo”. 

– ¿Este potencial aumento de precio podría impactar en una baja en los precios de los productos?

– “Los precios dependen de una multiplicidad de factores, pero dependen fundamentalmente de los costos de producción (…) Desde el punto de vista de los costos de la energía, Magallanes tendrá una cierta ventaja comparativa respecto de otras regiones de Chile. El otro costo sustantivo, por supuesto, es siempre el de la fuerza de trabajo, la mano de obra, Magallanes tiene costos más elevados que el promedio del país respecto a la mano de obra. Por tanto, más que suponer que los precios van a ser mucho más baratos porque hay producción local, yo diría que probablemente van a ser precios similares al resto del país, descontando el flete. Pero la ventaja más importante va a ser naturalmente que se podrá tratar de alimentos frescos, de buena calidad, etc.”.

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