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Primeras notas, grandes sueños: las historias de cuatro jóvenes músicos de Magallanes

Jueves 10 de Abril del 2025

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  • Tres niñas y un niño comparten su experiencia formativa en el Conservatorio deMúsica de la Umag, que este año celebra 35 años promoviendo el arte en la región.

En un rincón cálido y sonoro del Conservatorio de Música de la Universidad de Magallanes, ubicado en la Avenida Manuel Bulnes de Punta Arenas, niños y jóvenes se encuentran cada semana con los primeros acordes de lo que podría ser una vocación para toda la vida. En salas, donde las partituras conviven con risas nerviosas y miradas concentradas, el Conservatorio de Música, se transforma en un refugio para el aprendizaje musical desde edades tempranas.

Sara, Alfonso, Antonella y Anastasia son parte de esta nueva generación que, sin grandes pretensiones, han comenzado a tejer una relación profunda con la música. Sus historias, llenas de curiosidad, perseverancia y creatividad, revelan que el arte no necesita grandes escenarios para florecer; basta con una oportunidad, un instrumento y alguien que crea en ellos.

Sara: “A medida que lo aprendes, es más fácil”

Con sólo diez años, Sara Arismendi Castillo ya habla del piano como quien conoce sus secretos. Estudiante del Colegio Cruz del Sur, llegó al Conservatorio hace poco más de un año, después de recibir un teclado eléctrico como regalo de Navidad. “Siempre me gustó la música”, cuenta con una naturalidad que sorprende para su edad. Desde entonces, asiste cada miércoles en la tarde a sus clases, donde ha descubierto que el piano no es tan intimidante como parecía al principio.

“Si no sabes, puede que sea difícil, pero a medida que lo aprendes es más fácil”, dice convencida. Aunque aún no se ha presentado frente a otros compañeros o compañeras, le gustaría hacerlo. Para ella, la música es una forma de expresión íntima que va ganando espacio poco a poco, nota tras nota.

Alfonso: del
juego a la técnica

A los cinco años, Alfonso Astorga Agüero ya sabía que le gustaba tocar. Su primer contacto con el violonchello fue casi lúdico, en clases con una profesora de Viña del Mar, donde más que estudiar, se trataba de “jugar con el instrumento”. Hoy, con 12 años y cursando séptimo básico en el Colegio Charles Darwin, Alfonso mantiene ese mismo entusiasmo, pero con una mayor rigurosidad.

“Como a los nueve, diez años me empecé a tomar más en serio el violonchello. Empecé a tocar partituras más difíciles y a dar exámenes, y participo de distintas instancias”, relata. Actualmente, asiste dos veces por semana al conservatorio —los jueves y viernes— y ha comenzado a desarrollar un gusto musical propio. Aunque sigue el método Suzuki que le enseña su profesora, también saca canciones de videojuegos o melodías populares que encuentra en internet. “No las toco para gente, las toco para mí”, confiesa con honestidad. En el colegio ya se ha presentado en más de una ocasión.

Antonella: una guitarra para toda la vida

“Siempre me gustó la música, pero me llamó mucho la atención la guitarra”, dice Antonella Emilia Cárez Maldonado, también de 10 años. Estudiante del Colegio Británico, comenzó a tocar en tercero básico gracias a una asignatura de música. Poco después, su padre le regaló una guitarra. “Fue el 18 de marzo de 2022”, recuerda con precisión.

Desde entonces, asiste una vez por semana al Conservatorio, donde recibe clases teóricas —lectura musical, notas, ritmos— y clases prácticas con el instrumento. Aunque la clase de “teoría” está formado por unos 15 estudiantes, pero en muchas oportunidades suele practicar sola cuando es con instrumento. Para ella, la guitarra no es sólo un pasatiempo, sino una compañera que le permite conectar .

Anastasia: cuando
el regalo de cumpleaños cambia el rumbo

En el caso de Anastasia Cáceres Almonacid, la música llegó como una sorpresa. Tenía nueve años cuando le regalaron un teclado por su cumpleaños. Desde entonces, la estudiante de quinto básico en la Escuela Croacia decidió que quería aprender a tocar el piano. Comenzó sus clases en el Conservatorio en 2023 y, aunque aún está dando sus primeros pasos, se nota que el entusiasmo está intacto.

“Hay una canción que me gusta mucho, pero no me acuerdo cómo se llama”, dice riendo. No importa el nombre: lo importante es que disfruta. En su casa, su familia la apoya y celebran cada pequeño avance. “Están contentos porque toco”, asegura.

35 años al servicio
de la música

El Conservatorio de Música de la Universidad de Magallanes, que este 18 de julio cumple 35 años de trayectoria, ha sido clave en la enseñanza, el rescate y la proyección de la música y las artes en la región. A lo largo de estas más de tres décadas, ha formado a cientos de estudiantes y abierto sus puertas a nuevas generaciones de intérpretes, compositores y amantes de la música.

Actualmente, el conservatorio continúa con su misión y hace una invitación abierta a niños, niñas, jóvenes y adultos a sumarse a su comunidad. Se imparten clases tanto para personas sin experiencia como para quienes ya tienen conocimientos previos, desde los 5 años de edad —dependiendo del instrumento—, y con una modalidad que combina clases personalizadas por instrumento con enseñanza teórica grupal.

Entre los instrumentos y cursos disponibles se encuentran: violín, piano, violoncello, percusión, guitarra, bajo eléctrico, canto, contrabajo, clarinete, flauta traversa, viola, además de los talleres de Iniciación al violín, jazz, iniciación orquestal e iniciación musical. Las clases para nuevos alumnos comienzan en abril próximo y quienes deseen conocer más pueden acercarse directamente a sus instalaciones ubicadas en Avenida Bulnes Nº345, Punta Arenas.

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