Abasteciendo las bases del territorio antártico chileno el rompehielos Viel culmina exitosa tercera comisión
Habiendo zarpado el lunes 24 de marzo desde Punta Arenas, el rompehielos Almirante Viel se encuentra concluyendo su tercera Comisión Antártico y la última de la temporada de verano, esta vez finalizando ya en otoño. En este viaje al continente blanco, los objetivos eran proveer de víveres y combustible a las distintas bases del territorio chileno antártico, así como retirar personal logístico y de apoyo de las mismas, para así dejar al personal preparado para un largo y frío invierno.
Con esta tercera comisión concluida, el rompehielos Viel finaliza su primera Campaña Antártica, en la que se navegaron más de 8 mil millas y que el comandante Juan Pablo Enríquez calificó como “un éxito como dotación y como buque”. El mayor desafío, sostiene, fue que “no hay experiencias previas de este buque operando en la Antártica, lo que representa un desafío porque todo lo que se realiza es primera vez que se hace. Ese es el gran desafío que uno tiene como primera dotación de un buque nuevo”.
Para esta tercera bajada a la Antártica, el itinerario de operaciones y visita a cada una de las bases se establece en base a la meteorología, siempre cambiante, que reina en la zona. Finalmente se comenzó atracando en Fildes, donde se trabajó con la Capitanía de Puerto y la base Julio Escudero del Inach. Se descargaron numerosos contenedores, así como subieron al buque basuras, vehículos y personal logístico de la base del Inach, quienes acompañaron a la tripulación el resto del viaje.
El rompehielos Viel se mantuvo en bahía Fildes por día y medio, en que se realizaron todas las labores, además de recoger personal de la Fuerza Aérea y bajar un tractor para la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC). Dicha maquinaria resultaba especialmente importante, ya que es la que se utiliza para remover el hielo de la pista de aterrizaje del Aeródromo Teniente Marsh, ubicada igualmente en Villa Las Estrellas.
Base Prat: faena
de combustible y
maniobras operacionales
A continuación, el rumbo fue hacia el sur, con dirección a Bahía Chile, donde se ubica la base naval Capitán Arturo Prat. Se trata de la primera y más antigua base chilena en territorio antártico, inaugurada el 6 de febrero de 1947 como estación meteorológica y radiotelegráfica Soberanía. En razón de esto, quedó igualmente bautizado con dicho nombre el puerto Soberanía.
En un breve recorrido por la base se presentó a la dotación una historia sintetizada de la Primera Expedición Antártica Chilena, conformada por la fragata Iquique y el transporte Angamos, al mando del comodoro Federico Gueselaga Toro. Escogieron este protegido lugar, ubicado en la isla Greenwich (parte de las Shetland del Sur), por su relativo fácil acceso. Sentaron así los pilares para una base que en la actualidad se mantiene permanentemente activa y cuenta con una preparada dotación que mantiene la tradición soberana de los primeros en pisar estas tierras.
El teniente Augustín Reinman explica que las labores en Base Prat consistieron principalmente en faenas de combustible y carga a granel. “Lo primero fue la carga a granel, que es material para la mantención de las bases y alimento. Y respecto al combustible, fueron 75 metros cúbicos de combustible, eso les permite especialmente la calefacción de la base”, explica el oficial piloto del rompehielos Viel.
A su vez, el oficial piloto del Viel agrega que la maniobra de pilotaje, fue distinta de otras ocasiones. “El principal desafío es la planificación previo a efectuar la aproximación a la base, se proceden a marcar los bajos que existen en el sector. Esto se realizó mediante tres boyerines, fue una embarcación previamente, antes que el buque, a marcar los bajos y posteriormente la unidad comenzó a iniciar la aproximación hasta el punto final”, complementa Reinman. “Como es la primera vez que la unidad realiza esta maniobra, no habían antecedentes de este buque previos que sirvieran de estudio. El buque ya la realizó, queda la experiencia y queda marcada la ruta y los procedimientos que se utilizaron para una próxima ocasión”, añade finalmente.
Hacia tierra de O’Higgins
Finalizada las tareas en base Prat, el buque retomó navegación por el estrecho de Bransfield con dirección a la península antártica, hacia la base militar Capitán General Bernardo O’Higgins Riquelme, construida en 1948. El inmueble representa un modelo de arquitectura que se adapta a las condiciones extremas y ha sido el enclave chileno que ha respondido a la definición de Chile como país antártico y garante del Tratado Antártico de 1959.
Su dotación está compuesta de 22 hombres capacitados en operaciones de exploración, rescate, logística y conocimientos de glaciología, necesarios para las tareas encomendadas por el Estado de Chile. Los primeros 4 meses que llevan en la base han servido para el conocimiento de la dotación y generar los procedimientos que permitirán llevar a cabo las misiones con un riesgo tendiente a cero. Su diferenciación es la realización de tareas de exploración y rescate en el continente antártico, por lo que la capacitación y entrenamiento constante es menester.
El comandante de la Base O’Higgins, Rafael Delard, explica que los trabajos son riesgosos y “no están alejados de poder sufrir algún problema físico durante el desarrollo de esto. Hay que tener mucho cuidado y manejar la meteorología cuando se va a operar o salir a explorar el continente”. La necesidad de exploración responde tanto a la provisión de los refugios que mantienen en el continente blanco, los que deben estar operativos frente a cualquier emergencia, así como el control permanente del terreno.
“El continente antártico es principalmente de agua, entonces tiene un movimiento permanente. Las grietas que uno encuentra en un año, al año siguiente no se encuentran en la misma zona. Entonces hay que llevar un control de eso y eso nos permite ir identificando el movimiento que realiza el continente en su parte glaciológica”, complementa el teniente coronel Delard, graficando los peligros del continente, así como la necesidad de su estudio constante.
Isla Snow y
la cartografía antártica
Por las noches el rompehielos Viel se movilizaba de un punto a otro para cada día amanecer en el lugar donde se tengan que realizar los trabajos, a modo de aprovechar al máximo los tiempos. De este modo, tras finalizar la faena en rada Covadonga, donde está ubicada la Base O’Higgins, el buque se trasladó hasta caleta Snow, donde operó el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada por dos días, levantando antecedentes para la cartografía del área.
Los trabajos consistieron en el levantamiento batimétrico, mediciones cartográficas y registro del nivel del mar a través de la lancha Orca, información que contribuirá a la base de datos necesaria para actualizar la cartografía náutica del área. Además, se utilizaron sensores multihaz, que permiten hacer un mapeo de las columnas de agua, a través de mediciones de temperatura y oleaje.
En el lugar, igualmente se desempeñó el destacamento de aviación naval que viaja en el rompehielos Viel. El comandante del Viel, capitán de navío Juan Carlos Enríquez, informa que el trabajo aéreo está orientado a “apoyar los trabajos hidrográficos en el área de caleta Snow, objeto de transportar sensores, personal y diferentes equipos a los puntos donde se tienen que hacer mediciones para el apoyo del trabajo de estas características”.
Para todo lo que son operaciones aéreas, sostiene Enríquez, “se tienen que analizar las condiciones meteorológicas de viento, altura de ola, posición del buque y en este caso, como también se va a transportar a personal a puntos en tierra, hay que verificar que el helicóptero tenga un lugar de posada seguro y adecuado para que este personal pueda trabajar y para que el helicóptero pueda trabajar”.