Piezas que restauran vidas: el trabajo detrás del taller de prótesis y órtesis del Centro de Rehabilitación
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– El año pasado se crearon 21 prótesis, trabajo que tarda un mes.
Silvia Leiva Elgueta
Con materiales importados, tecnología de vanguardia y un trabajo técnico especializado, el Taller de Órtesis y Prótesis del Centro de Rehabilitación de Punta Arenas confecciona a diario dispositivos únicos, diseñados para responder a las necesidades específicas de cada persona que requiere una órtesis o una prótesis.
Este proceso es parte fundamental de la atención integral que reciben las personas con discapacidad en el recinto, gracias al trabajo coordinado del equipo técnico del taller con kinesiólogos, terapeutas ocupacionales y médicos fisiatras.
“Son hechas a mano, a la medida, con cuidado y precisión técnica”, explica la encargada del taller, Edgar Gómez, técnico ortoprotesista del Centro de Rehabilitación.
El Taller de Órtesis y Prótesis fue creado en 2015, cuando se llegó a las actuales dependencias, ya que el espacio permitía contar con este taller. Desde entonces, ha sido parte clave del proceso de rehabilitación que promueve el Centro de Rehabilitación del Club de Leones Cruz del Sur en la región.
Según detalló Humberto Manríquez, jefe técnico de terapias, en 2023 se elaboraron seis dispositivos, mientras que el año pasado se confeccionaron 21. El trabajo de los ortesistas y protesistas es diseñar elementos que permitan a las personas retomar sus actividades cotidianas tal como lo hacían antes de enfrentar una condición que afectara su sistema musculoesquelético. También atienden a personas que nacen con alguna discapacidad congénita. “A todos buscamos entregarles una solución adecuada y digna”, indicó Edgar Gómez.
Un apoyo personalizado
para cada necesidad
Las órtesis son dispositivos externos que brindan soporte, estabilidad o alineación a una parte del cuerpo, generalmente cuando hay pérdida parcial de funcionalidad. Se utilizan en extremidades superiores, inferiores e incluso en el tronco.
Una de las órtesis que se fabrica en el Centro de Rehabilitación es la de tronco, las cuales son corsés diseñados para corregir escoliosis o cifosis, condiciones que afectan la columna vertebral. “Estos permiten evitar cirugías de alta complejidad, como las intervenciones quirúrgicas en la columna, que tienen riesgos mayores y una recuperación prolongada”, explicó Gómez.
En cambio, las prótesis están destinadas a reemplazar por completo una parte del cuerpo, generalmente una extremidad amputada. Existen distintos niveles de amputación, como transtibial (debajo de la rodilla), transfemoral (por encima de la rodilla), desarticulación de rodilla, e incluso hemipelvectomía (desde la pelvis hacía abajo), esta última de muy baja incidencia.
El equipo se especializa en confeccionar prótesis tanto para el miembro superior como el inferior.
“La mayoría de los casos que atendemos son amputaciones transtibiales, muchas asociadas a complicaciones de enfermedades como la diabetes. Nuestra intención es trabajar también en la prevención, partiendo con el uso de plantillas que eviten la progresión de lesiones en los pies, especialmente en pacientes con pie diabético o en riesgo de desarrollar pie de Charcot”, dijo el técnico ortoprotesista del Centro de Rehabilitación.
Una cadena de atención
Uno de los aspectos que caracteriza el trabajo del Centro es su enfoque integral y progresivo. La atención comienza incluso antes de la confección de la prótesis, con una etapa llamada preprotésica.
En esta fase, el paciente es preparado física y emocionalmente para recibir su prótesis. “No basta con que la amputación haya sido realizada; muchas veces hay que trabajar en la reducción de volumen del muñón, en el manejo del dolor fantasma, en la sensibilidad y en el fortalecimiento muscular para que luego pueda usar correctamente su dispositivo”, explicó.
Posteriormente, se inicia la etapa protésica, donde se toma el molde para confeccionar el socket —la estructura que conecta la extremidad residual con la prótesis—, y se trabaja en conjunto con kinesiólogos para lograr una marcha dinámica y segura. “Es una labor conjunta. Yo fabrico el socket considerando que el muñón debe soportar el peso del paciente sin generar dolor, y el kinesiólogo se encarga de lograr que la persona camine de forma natural, dentro de lo posible”, detalló.
La fabricación
Los componentes están diseñados para soportar diferentes niveles de actividad física. Estas se fabrican con materiales como fibra de carbono, ya que son livianas y resistentes.
El proceso de confección de una prótesis varía entre tres y seis semanas, dependiendo del nivel de amputación y de la condición del paciente. “No es lo mismo una prótesis transtibial que una transfemoral. Esta última requiere una rodilla mecánica, que debe adaptarse a las necesidades del paciente, especialmente si se trata de una persona mayor. En estos casos buscamos que la prótesis entregue seguridad y reduzca el riesgo de caídas”, comentó.